Entre Aerolíneas y las vacunas Pfizer, eligieron Aerolíneas

Adrián Simioni

El gobierno de Alberto Fernández planteó una serie de disyuntivas en blanco y negro desde que empezó. Aún antes de asumir el presidente nos dijo que entre los jubilados y las Lebac con que ganan los bancos elegiría a los jubilados. Pero hoy la bola de nieve de Lebac y similares es récord.

Con la pandemia, Alberto dijo que él era más bueno que todos y que, a diferencia de la oposición, entre la vida y la economía elegía la vida. La cosa terminó mal: la economía argentina fue una de las más golpeadas del mundo el año pasado e igual estuvo entre los países grandes con mayor cantidad de muertos por millón de habitantes.

Y la decisión entre disyuntivas de hierro no para. El Ministerio de Economía acaba de publicar hoy la resolución que avala el presupuesto de Aerolíneas Argentinas. Y allí figura que la Nación le va a transferir este año a la aerolínea estatal nada menos que 56 mil millones de pesos. Aerolíneas no sabe funcionar si los argentinos que nunca viajan no le regalan un tercio de todos sus ingresos. Desde que la estatizaron en 2008 nunca paró de quemar fortunas. 13 años al hilo, con pandemia, sin pandemia, es siempre lo mismo. Son 4,6 millones de pesos por cada uno de los 12 mil empleados del empresa manejada por La Cámpora.

El economista cordobés Bruno Panighel hizo la cuenta. Al tipo de cambio oficial, el subsidio a Aerolíneas este año será de 600 millones de dólares. Equivalente, dice Panighel, a 30 millones de vacunas Pfizer, esas vacunas que todavía no sabemos por qué Argentina no pudo comprar y muchos otros países sí.

Podríamos decir, siguiendo las disyuntivas que tanto le gustan a Alberto Fernández, que, entre los sindicatos que son dueños de hecho de Aerolíneas Argentinas y las vacunas Pfizer, el gobierno optó, otra vez, por el agujero negro del monopolio aéreo argento.