Era mentira: a la lapicera la tiene Cristina

Adrián Simioni

Desde hoy, en Washington, la capital estadounidense, una misión de funcionarios argentinos empieza a negociar con el FMI los detalles de un acuerdo que el presidente Alberto Fernández quiere tener cerrado antes de enero y firmado antes de marzo. Si no lo tiene para entonces, Argentina entrará en default con el FMI.

El acuerdo tiene dos ejes. Por un lado, el FMI refinanciará la deuda argentina. Por el otro, Argentina debe mostrarle al FMI –y al mundo- que tiene un plan para dejar de ser un país insolvente al que todo el tiempo los demás países le tiene que sacar la soga del cuello.

Para Fernández es una operación compleja por muchas razones.

Pero la mayor dificultad para el presidente, hoy, es Cristina Fernández. La vicepresidenta le acaba de tender una doble trampa.

Por un lado, dijo que la responsabilidad de un acuerdo con el FMI no es de ella, sino de Alberto Fernández. “Él tiene la lapicera”, dijo, sin decir si ella respalda o no un acuerdo con el FMI. Lo cual equivale a quitarle al presidente su principal respaldo político.

Pero encima, de inmediato, Cristina se encargó de dejar bien claro que a la lapicera, en realidad, la tiene ella. Fue el viernes. El gobierno de Fernández acababa de decir oficialmente que no se iba a pagar un bono de fin de año a los jubilados. Al rato salió Fernanda Raverta, jefa de la Anses y un soldado de Cristina, a desmentir al propio gobierno para anunciar precisamente un bono.

El anuncio cumplió con precisión su función: demostrar que a las canillas del gasto público que hay que contener para llegar a un acuerdo con el Fondo, las maneja Cristina. Pasa con la Anses, pasa con los subsidios a la energía, pasa con los aportes no automáticos a las provincias, pasa con el manejo de las empresas estatales.

Fue una cuchillada trapera. Los funcionarios de Alberto pueden acordar lo que quieran en Washington. Pero a la lapicera para firmar los cheques del gasto, que es la que sirve para cumplir o incumplir lo que se firme con el FMI, la sigue teniendo Cristina.