Los piqueteros, alertas ante lo que más les importa: la plata

Adrián Simioni

El Potenciar Trabajo se ha transformado en un quebradero de cabezas para el gobierno, a partir del monumental fraude, el uso clientelar de la ayuda social y el desvío de fondos a los partidos políticos piqueteros.

Un fiscal federal acaba de denunciar a la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, porque la ministra se niega a dar de baja los 250 mil planes en los que la Afip encontró incompatibilidades. La ministra puso una excusa insólita: dice que la Afip necesita un permiso del Congreso para darle los nombres de quienes por ejemplo cobran planes y compran dólares para que así ella pueda dar de baja. Eso no es necesario. Primero porque el gobierno siempre conoce las identidades. Por ejemplo, si recibiste un ATP hace dos años no podés comprar dólar ahorro. Hasta el banco, la casa de cambios, sabe que cobraste el ATP y eso te impide comprar dólares.

Pero además en el propio Potenciar Trabajo están las incompatibilidades fijadas. O sea que desde que se inició el plan se supone que el Ministerio de Tolosa Paz tiene la posibilidad de saber si alguien, ejemplo, tiene más de una propiedad para negarle el plan si lo pide. A menos que las incompatibilidades siempre hayan sido un verso.

No es el único problema. Uno de los principales dirigentes piqueteros se llama Gildo Onorato. Porque es uno de los jefes del Movimiento Evita, principal aliado de Alberto Fernández, y a la vez una de las cabezas de la UTEP, el sindicato piquetero que maneja Juan Grabois, el piquetero del Papa. Este señor Onorato acaba de decir que, si el gobierno elimina los 250 mil planes fraudulentos, los aliados de Alberto que integran el gobierno, como Emilio Pérsico o Fernando "Chino" Navarro, van a renunciar y dejar solo al presidente.

Hay otra cosa más en juego. La CGT, la UIA y Sergio Massa quieren desenganchar lo que cobran hoy los piqueteros del salario mínimo, vital y móvil. Hoy, cada vez que aumenta el salario mínimo, sube el sueldo de los piqueteros. Y eso resta capacidad de negociación al gobierno e impide reducir el gasto en los piqueteros.

En el fondo, lo que hay es una resistencia de los piqueteros al ajuste que tienen que hacer Massa y Alberto. Por eso, dicen, fue tan importante la reunión que el viernes de la semana pasada tuvo el jefe mayor del Movimiento Evita, Emilio Pérsico, con Cristina Fernández. Dicen que Pérsico fue allí a pedir apoyo para que a los piqueteros no les quiten los presupuestos multimillonarios que manejaron hasta ahora y sin los cuales dejarían de existir. Y que lo que debe hacer a cambio Pérsico es obvio: pasarse del albertismo al cristinismo. Por ahí se entiende mejor, entonces, la amenaza piquetera de renunciarle en Massa a Alberto, que se quedaría más solo que nunca.