No hay más excusas: el G20 le cumplió los deseos a Argentina

Adrián Simioni

Terminó la cumbre de los 20 países más grandes del mundo en Roma. Y no hay más excusas para que el gobierno de Alberto Fernández alcance un acuerdo con el Fondo Monetario.

Según el propio gobierno, los presidentes del G20, como si fueran el genio de la lámpara de Aladino, avalaron en el documento final lo que Argentina venía reclamando para sellar un acuerdo con el FMI.

Nuestro país venía pidiendo tres deseos. Uno era que el FMI nos refinanciara la deuda a 20 años y no sólo a 10 años. Pero eso era en "jugandito", para que Cristina Kirchner lo dijera acá para la tribuna. Para hacer eso habría que cambiar los estatutos del Fondo, es como una reforma constitucional. No se puede. Por eso el gobierno ni lo planteó en Roma. Y no tendría sentido. Diez años sobran para que un país auxiliado por el fondo normalice su situación. Y una vez normalizado puede refinanciar regularmente su deuda como cualquier otra nación.

Otro deseo que pedía Argentina es que los países ricos que también recibieron este año fondos extra del Fondo por la pandemia, como recibió Argentina, puedan usarlos para ayudar a los países más complicados. Los presidentes del G20 lo aceptaron.

Pero el deseo más importante de Argentina es que el FMI no le cobre intereses extra por haber acumulado una deuda tan, tan grande con el Fondo. Son 900 millones al año. Eso fue lo que el ministro Martín Guzmán pidió acá en Washington hace menos de un mes en la asamblea anual del Fondo. Y ahora los presidentes del G20 han ordenado que en diciembre el directorio del Fondo revise esos intereses. Según el gobierno, revisar, quiere decir, bajar. O sea que según el gobierno argentino, le concedieron el deseo.

Entonces no hay más excusas. Lo único que tiene que hacer Argentina es presentarle al Fondo un plan para explicar cómo piensa hacer para que 5 o 6 millones de argentinos empiecen a trabajar de verdad, para que así no los tenga que mantener el Estado, entonces no haya déficit fiscal, por lo tanto no haya que emitir pesos y entonces no haya cepo ni inflación. O sea, para ser un país como los demás.

No es un plan que tengamos que “ofrendarle” al Fondo. No es una “exigencia del Fondo”. Es una necesidad nuestra, para saber dónde ir. No es un plan secreto que haya que contarle al FMI. Es un plan que ni los argentinos conocemos por la sencilla razón de que el kirchnerismo lleva dos años gobernando sin plan alguno. Ahora no hay más excusas para no ponerse los pantalones largos.