Qué lindo es ser accionista de YPF

Adrián Simioni

El ministro de Economía Martín Guzmán salió ayer a explicar adónde irán los 145 mil millones recaudados hasta ahora por el Impuesto a la Riqueza.

Entre otras cosas, Guzmán explicó que 36 mil millones, el 25%, irá a parar a YPF, que los destinará a producir gas.

Hasta ahí todo muy lindo. Los ricos ponen plata para que una empresa estatal produzca el gas que falta.

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Sin embargo, este gato tiene demasiadas patas. Una, es la legal. YPF es una sociedad anónima: 49% de sus accionistas son privados. O sea: los contribuyentes argentinos están dándole a privados capital gratis para que su empresa produzca lo que tiene que producir.

Lo que nos lleva a una segunda pata, también legal. Como no está bien regalarles plata de impuestos, el Estado se está comportando como un delincuente financiero: intenta ocultar las huellas del delito. La Afip le hará el depósito a una empresa totalmente estatal, que se llama Ieasa, para que ésta a su vez contrate sin licitar a YPF para producir gas. Pero el problema persiste. O sea, ¿por qué Ieasa, una empresa estatal, va a contratar sin licitar a una sociedad anónima y a otras no?

Tercera pata adicional: se afecta seriamente la competencia de otras petroleras privadas, algunas de las cuales son tan nacionales y argentinas como YPF pero no tienen la suerte de haber sido copadas por La Cámpora. Hay casos hasta paradójicos. Por ejemplo, Paolo Rocca, uno de los argentinos más ricos. Es el dueño controlante de Tecpetrol, la tercera petrolera más importante del país. Rocca fue alcanzado por el Impuesto a la Riqueza. Entre otras cosas tiene que pagar impuestos por el 2% de las acciones que tiene en Tecpetrol. Y parte de lo que pague por ser dueño de Tecpetrol terminará en su competidora YPF. Lo que Rocca no podrá invertir en su empresa terminará gastándolo el Estado en YPF. Alucinante.

La cuarta pata es regional. El impuesto a la riqueza se paga, por definición, donde más actividad privada hay y donde se genera la riqueza. Los aparatos clientelares de Gildo Insfrán en Formosa no tributan. El impuesto a la riqueza sale mayormente de la franja central del país. Y buena parte de esos recursos marcharán al sur del país. Los emiratos patagónicos encontraron otra ventanilla más por donde cobrarnos el mismo combustible de siempre.

Finalmente: la quinta pata. ¿Por qué damos por sentado que a esa fortuna la tiene que manejar YPF? Su expresidente, Guillermo Nielsen, puesto por este mismo gobierno, dijo que la habían llenado de empleados y por eso había bajado tanto la producción por empleado. Pero igual le vamos a dar 34 mil millones más a algo que, tal vez, se está transformando en un elefante blanco igual que Aerolíneas Argentinas y que por eso no puede proveerse sus propios recursos como cualquier petrolera.