¿Y si los vacunamos con la factura?

Adrián Simioni

¿Obligar a la gente a vacunarse o no? Es uno de los dilemas que se plantean en Argentina y en muchísimos países. Por un lado está la libertad de las personas. Por el otro, el bien colectivo.

Los médicos se han hartado de explicar que no vacunarse impide alcanzar la inmunidad de rebaño y favorece el desarrollo de nuevas cepas. Es decir, la libertad de no vacunarse de unos atenta contra la libertad de otros de tratar de no enfermarse.

Y dicen, muchos: "No hay que hacer tanto escándalo con la obligatoriedad de las vacunas; desde hace décadas hay calendarios de vacunación obligatorios para los chicos. Por qué no podría haberlo en este caso".

Para otros, se trata de una cuestión de incentivos. El ministro de Salud de Córdoba, Diego Cardozo, acaba de decir en Cadena 3 que habría que idear algún tipo de premio para los vacunados. Y tampoco es favorable a castigar a los vacunados, por ejemplo, implementando un pasaporte sanitario que los excluya de un restaurante, de un recital o de algo por el estilo.

Habría que pensar alternativas. Por ejemplo, en mayo, el Ministerio de Salud de Córdoba calculó que cada paciente de Covid que debió internarse en sala común nos costó a los contribuyentes 9.622 pesos por día. Si hubo que atenderlo en terapia intensiva y con respirador costó 23.640 pesos.

En una de esas, una alternativa para incentivar a los terraplanistas es vacunarlos con la factura, por el total o por parte de sus internaciones si llegan a tener que internarse después de negarse a ser vacunados expresamente tras una citación sanitaria. Por ejemplo, por 10 días de internación común, que es la duración promedio, tendría que pagar 96.220 pesos.

Por ahí es un buen incentivo. Tal vez a muchos se les vayan sus ganas de ejercer la libertad de enfermarse si los demás ejercemos la libertad de exigir que se cuiden los recursos públicos.