"El buen mal": cuando la tensión habita en el instante previo al monstruo
La autora expuso su nuevo libro de cuentos en un evento colmado en Córdoba. Reflexionó sobre la escritura, la atención y las influencias cotidianas en su obra.
27/03/2025 | 23:24Redacción Cadena 3
El auditorio de la Facultad de Lenguas de Córdoba lució colmado hasta el último asiento este jueves por la noche, cuando Samanta Schweblin, una de las más destacadas autoras de la narrativa contemporánea en lengua española, presentó su último libro de cuentos, "El buen mal".
El evento, organizado por la librería Quade y moderado por la también escritora Eugenia Almeida, ofreció un diálogo cercano con la autora porteña, quien reside en Berlín dando clases de literatura y escribiendo historias que viajan por el mundo.
Un libro atravesado por "fuerzas"
Publicado por Random House, "El buen mal" reúne relatos que, aunque en un principio podrían parecer inconexos, se articulan a partir de lo que Schweblin denomina "fuerzas". Según ella, el título —tomado del primer cuento— le sirvió como brújula y, en palabras de la propia autora, "esa idea de las fuerzas ya quedó organizándolo todo. Creo que estamos condicionados, invadidos, adormecidos por fuerzas invisibles que nos empujan cada día. (…) La pregunta que me llegó con el primer cuento fue: si estas fuerzas nos hacen ir sin prestar atención, ¿cuáles son las fuerzas que ponen eso en jaque? ¿Cuál te hace frenar por miedo, incertidumbre o una verdad brutal que antes no podías ver?"
En estos cuentos, lo grotesco, lo extraño y una sutil incomodidad se funden para generar la atmósfera característica de la obra de Schweblin. Tal como señala la editorial, su escritura "provoca en el lector asombro e inquietud, un estado de alarma que al mismo tiempo lo transporta a un mundo hipnótico tan reconocible como extraño".
Influencias literarias y de la vida cotidiana
Durante su charla, Schweblin reconoció la importancia de aquello que sucede fuera de los libros a la hora de escribir. Para ella, cada vivencia, incluso las más cotidianas, se filtra en la ficción y deviene materia narrativa. Con humor, relató la anécdota de cómo sus vecinos en Alemania, donde vive, la inspiraron al hacerla sentir una cierta extrañeza cultural (y por los complejos modos de separar la basura). Ese choque cultural, explicó, se convirtió en un elemento literario. "Todo lo que hacés tiene un reflejo. (…) Mi libro parece tramposamente internacional en el sentido de que sucede en diversas ciudades, pero todos los cuentos están mirando todo el tiempo a Argentina. Es un libro sobre Argentina, pero visto desde otras ciudades".
La contingencia, dijo Schweblin, muchas veces marca el rumbo del relato. Recordó, por ejemplo, un breve episodio en un avión que la llevó a recrear la infancia humilde de una amiga al confundir fugazmente a un hombre con el padre de ella. Ese recuerdo, guardado durante años, se activó en un instante y terminó por darle forma al personaje que necesitaba. Esa espontaneidad, advirtió, refleja la "imperfección" natural de la literatura: "a veces uno escoge una escena casi al azar, y luego el texto se publica y empieza a canonizarse algo que podría haber sido cualquier otra cosa. Es contingente", señaló.
Cuentos y atención absoluta
Aunque Schweblin ya había incursionado en la novela —"Distancia de rescate" (2014) o "Kentukis" (2018)—, aseguró sentir predilección por el relato breve: "creo que soy cuentista por ansiosa", bromeó. Pero en "El buen mal", por momentos, se da la oportunidad de ahondar más, "abrir otras puertas" y explorar las historias con otra calma.
En ese sentido, citó a pensadores y escritores que la inspiraron a cultivar la atención en la escritura. De Simone Weil, rescató la frase que reza: "la atención absoluta, sin mezcla, es oración. Cuando prestamos verdadera atención, algo del mal muere en nosotros”. Mencionó también a Ursula K. Le Guin, quien hablaba de la espera para que la información llegara, y a Haruki Murakami, con su célebre sentencia de que "lo que sea que estés buscando, te pasará, pero nunca te pasará de la manera en que lo estás buscando". Para Schweblin, la clave reside en "el momento previo a la aparición del monstruo" (en términos de género literario), ese segundo en el que todo se intensifica porque el lector —y también el autor— entra en un estado de máxima vigilancia, sin distracciones ni prejuicios, dado que "cuando presentís el monstruo, pero todavía no lo confirmás, lo que hacés es prestar verdadera atención. Todo lo que querés saber es si está ahí o no. Y entonces tu cabeza deja de rumiar, de sentenciar; estás desesperado, y ese momento me parece muy potente", aseguró.
Enseñar para aprender
La autora ha acompañado y acompaña el proceso creativo de otros escritores en talleres literarios. Sin embargo, asegura que no se trata de "enseñar", sino de "compartir" y reflexionar en conjunto sobre la maquinaria narrativa. Paradójicamente, aquel ejercicio, explicó, la llevó a analizar sus propias herramientas. "De pronto tenés que explicarle algo a alguien, un movimiento que no entendés cómo hacés, y en ese intento lo repetís varias veces, te das cuenta de lo que implica y empezás a prestarle verdadera atención".
Una voz imprescindible
Samanta Schweblin ha sido galardonada con premios como el Casa de las Américas, el Juan Rulfo, el Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero y el Shirley Jackson, entre otros. Sus obras han sido traducidas a más de cuarenta idiomas, lo que la consolida como una de las voces más importantes de la literatura argentina y latinoamericana actual. "El buen mal" confirma su dominio de la tensión narrativa y su capacidad para incomodar, maravillar y movilizar al lector, siempre desde la orilla difusa de lo real y lo extraño.
El auditorio en la Facultad de Lenguas resultó un reflejo de la expectativa generada por cada nueva publicación de Schweblin. El diálogo que sostuvo con la autora cordobesa Eugenia Almeida permitió adentrarse en la cocina de una escritora que combina oficio, intuición y una dosis impredecible de contingencia. El resultado, tal y como se vivió en la presentación, logró mantener en vilo al público —con atención absoluta— ante la inminente aparición del monstruo, del misterio o de esa verdad punzante que acecha en cada una de sus páginas.