Clásica ignorancia

María Rosa Beltramo

Cuando se conoció la noticia, la mitad creyó que era falsa y el resto que se trataba de una broma, pero han pasado varios días y se ha confirmado que Hope Carrasquilla, profesora del Tallahassee Classical School, debió renunciar tras ser acusada por padres de sus alumnos, de enseñarle pornografía a niños de 11 y 12 años a quienes exhibió imágenes del David, de Miguel Ángel.

Hasta entonces la mujer llevaba dos décadas dedicadas a la formación de niños de primaria y en esta ocasión pretendía desarrollar el programa de artes para sexto grado, que incluye esculturas clásicas. Al menos tres de los padres acudieron al Consejo Escolar del colegio ubicado en el condado de León, del estado norteamericano de Florida, para poner el grito en el cielo por la desnudez de la figura que vieron los chicos.

La estatua fue esculpida en mármol por Miguel Buonarroti, el también arquitecto, pintor y poeta que entre 1501 y 1504 trabajó incansablemente para representar al rey bíblico en el momento previo a enfrentarse con Goliat, tal como se lo describe en los libros de Samuel.

Mide 5,17 metros de altura, pesa 5572 kilos, es uno de los principales símbolos del renacimiento italiano y ejemplo del cánon de belleza clásico. Fue un encargo de la Ópera del Duomo para la catedral de Santa María del Fiore, aunque por sus dimensiones fue destinada a la Piazza della Signoria, donde estuvo hasta el siglo XIX. A partir de entonces la trasladaron a la Galleria dell’Accademia en Florencia.

En promedio, unos 8 millones de personas desfilan cada año ante el David para admirar sus formas. Dependiendo de la época del año, algunos pueden hacer una cola de más de una hora para ingresar, después de pagar 16 euros, si el ticket se reservó por internet, o 12 si se abona en el lugar.

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Esos valores son para adultos, a partir de los 18. Las autoridades de la Gallería han dispuesto que sea absolutamente gratuito para los niños y los adolescentes que acuden masivamente llevados por sus maestros y profesores.

Por supuesto, los más afortunados son los escolares florentinos y del resto de Italia. Los demás tienen que contentarse con fotografías, videos o las láminas que traen la mayoría de los manuales. Resulta insólito que la observación de esa obra de arte pueda asimilarse a la pornografía y es inconcebible que la confusión abarque a los distintos estamentos que componen la comunidad educativa del colegio norteamericano.

La actitud del Consejo Escolar y la del propio gobernador de La Florida, Ronald Dion DeSantis, resultó más inesperada que la de los padres. Ron, como llaman al hombre que en 2024 intentará alzarse con la candidatura presidencial por el partido republicano, recordó a raíz del incidente del David la existencia en su distrito de una ley que prohíbe la educación sexual en la escuela.

Es complejo hallar parámetros comprensibles para entender lo sucedido. Hay una vieja narración de Carlos “El Negro” Álvarez que pivotea sobre el absurdo, cuyo propósito es exclusivamente hacer reír, mezclando en dosis parecida inocencia e ignorancia.

Es aquella que habla de la llegada a una escuela de un inspector, dispuesto a interrogar a los niños para conocer el nivel del curso. Elige un chico al azar y le pregunta quién cruzó los Andes. El alumno, asustado, contesta “¡yo no he sido!” como si la formulación contuviera una terrible acusación.

Sorprendido, el inspector se dirige a la maestra buscando explicaciones, pero la mujer ratifica los dichos de su alumno: “Si él dice que no ha sido, es que no ha sido”. Al borde del síncope, el pobre hombre interpela a la directora, que sonriente le sugiere “no le haga caso a esa maestra porque es muy apañadora”.

En el cuento del Negro Álvarez lo que produce hilaridad es el hilo de desconocimiento que enlaza al niño, su maestra y la directora. Lo ocurrido en Florida no es gracioso; es preocupante. Y la ignorancia no se detiene en el Consejo Escolar. Trepa hasta el gobernador que, para colmo de males, quiere ser presidente.

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