Es para verte mejor

María Rosa Beltramo

Aunque todos los días cruje alguna industria de las que paralizó la pandemia, hay un puñado de excepciones que constituyen fenómenos de esta época y que terminaron de despegar cuando la pandemia recluyó a millones, con la esperanza de esquivarle al virus. A la cabeza figuran las plataformas de streaming que no paran de crecer y se convirtieron en la meca de actores, directores, guionistas y creadores de contenido.

Según los datos de principios de este año, la emisión televisiva en directo por internet registra 850 millones de hogares abonados a las distintas plataformas. En el principio estuvo Netflix reinando, solitaria, cuando sus servicios eran novedosos y la única competencia a la vista eran el cine y la tele por cable. Por entonces, la compañía creada por Reed Hastings y Marc Randolph tenía unas pocas producciones y dependía de películas y series ajenas, circunstancia que revirtió rápidamente.

Cuando se detectó la envergadura del negocio se sumaron otras empresas, como Apple TV + que empezó con 1000 millones de dólares al año y tras un par de aciertos que incluyen a “The Morning Show” y “Servant” sextuplicó el presupuesto o Disney + que también arrancó con una base de 1000 millones. Al lado de Netflix está Amazon Prime Video y por debajo aunque en constante alza, Paramount +, YouTube Premium o Facebook Watch.

Pero el impulso que soñaron los pioneros del streaming no llegó tanto por la imaginación de sus mentores sino por circunstancias globales excepcionales. Nadie hubiera sospechado que llegaría un día en el que se dispusiera el cierre simultáneo de las salas de cine. Lo que no consiguieron ni siquiera guerras mundiales lo logró un virus invisible pero letal.

Y no sólo eso. Además de paralizar los proyectores, la mayoría debió recluirse en su casa y empezó a tener un tiempo ocioso del que nunca antes había podido disfrutar. Y en cada hogar, a cambio de una pequeña erogación que se realiza a través de una tarjeta de crédito, estaba la oferta de películas, series y documentales. El negocio estalló.

Netflix generó en 2020 ingresos por valor de 25 mil millones de dólares, un 24 por ciento más que en 2019 e incrementó sus ganancias en un 47%. El año pasado sumó 37 millones de suscriptores y superó los 200 millones. La previsión, para este año es añadir alrededor de 30 millones.

Y pensar que todo empezó por la multa que un video club le cobró a Reed Hastings porque se demoró más de la cuenta en devolver “Apolo 13”, la película que había alquilado para el fin de semana. Así como un ser humano vulgar y corriente hubiera desembolsado los 40 dólares y, a lo sumo, proferido algún insulto, Hastings planificó una cadena de videoclubes sin multas ni obligación de devolución inmediata.

La leyenda habla después de la reunión de Reed con Marc Randolph que al parecer tenía entre ceja y ceja el negocio del comercio electrónico y, juntos, fueron puliendo detalles que dieron por resultado la apertura de Netflix en 1997 y su despegue a nivel global a partir de este siglo.

Los principales competidores del streaming son, todavía, las compañías de televisión por cable. En Estados Unidos, un mercado importante como para marcar diferencias, a fines del año pasado había 78 millones de suscriptores de tv, unos 4 millones más de lo que Netflix tiene en ese país.

Ganada la batalla de los usuarios y consolidado el negocio, las plataformas han ido por la gloria. Al principio amenazaron con marginarlas de los premios, pero fue imposible. En la última entrega de los Oscars Netflix tuvo 35 nominaciones, Disney 15 y Amazon, 12.