Noviazgo y protagonismo

María Rosa Beltramo

Javier Milei nunca ha soportado ceder el centro de la escena. Ni siquiera en una semana como la que pasó, donde podía sentarse a disfrutar del espectáculo de demolición del kirchnerismo, herido de muerte por la denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández.

La necesidad de recuperar protagonismo hizo que el martes 13, sin miedo a los posibles efluvios malignos de la fecha, le armaran un escenario privilegiado para formalizar el noviazgo con Amalia "Yuyito" González.

El beso del presidente y su enamorada, en la primera fila del rebautizado Palacio Libertad ,fue la única imagen que irrumpió en el prime time televisivo en medio de bloques compactos e interminables que reproducían una y otra vez la llegada de la exprimera dama al consulado argentino en Madrid y a su abogada esquivando las preguntas de los periodistas.

Los canales que desde hace días inician y finalizan sus espacios informativos con las fotos que muestran las huellas de la ominosa conducta del hombre que alguna vez presidió los destinos del país, le hicieron un lugarcito a la confirmación del romance Milei-González en el único momento en que la figura del jefe de Estado logró desplazar a la de su antecesor.

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La excusa para comunicar urbi et orbi la flamante relación fue la puesta de “La noche del 16 de enero” una obra de Ayn Rand con la que el gobierno quiso mostrar las bondades del juicio por jurado desde la perspectiva de una de las autoras preferidas por Milei.

El lugar elegido tampoco es casual. En el marco de la batalla cultural que el líder de La Libertad Avanza dice estar librando contra todo lo que se parezca al partido que él consiguió desalojar del poder, el exCCK sigue funcionando en el imaginario popular como uno de los templos del kirchnerismo.

El periplo romántico de la flamante pareja viene discurriendo hasta ahora por escenarios lujosos. La primera cita formal fue en el Colón, una verdadera joya arquitectónica y la segunda y decisiva - a raíz del beso que el público asimiló como un anuncio- en el remodelado Palacio de Correos y Telégrafos.

Pero si la escenografía es sugerente y cinematográfica, por rara coincidencia los espectáculos que se desarrollaron en los lugares de encuentro tienen una fuerte carga dramática.

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Para la primera salida, Milei creyó que era apropiado disfrutar de Carmen, la ópera de Georges Bizet que tiene un argumento inquietante. Don José, cegado por los celos y el abandono de su amada, la asesina a la vista del público.

Controvertida en la época de su estreno, terminó cautivando a los amantes de la lírica por su modo particular de representar el amor, a partir de la pérdida y como generador de dolor.

Otro crimen volvió a reunir a la flamante pareja el martes 13 .Esta vez había además una intención didáctica porque el mismísimo ministro de Justicia de la Nación participó como jurado popular en la representación de la obra de Ayn Rand en la que Karen Andre, una joven que es secretaria y amante de Bjorn Faulkner, es acusada del homicidio del empresario.

El hecho plantea varios interrogantes que dificultan pero a la vez tornan apasionante la labor del jurado que es, precisamente, lo que la administración libertaria pretendía promover.

Javier Milei dejó en manos Amalia los datos sensibles sobre la oficialización del noviazgo.

Si la relación se afianza, o precisamente si hay ánimo de mantenerla, tal vez sería conveniente que los que le organizan la agenda a la feliz pareja le buscaran espectáculos de resolución más amable.

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