Cambios en Aguas: inversión millonaria y guerra contra el gremio de Barrionuevo

Agustín Dadamio

Directivos de Aguas Santafesinas informaron a Cadena 3 Rosario que el Tesoro provincial aportará 85 millones de dólares para un plan de obras que contempla el recambio de cañerías de agua y cloacas en Rosario y Santa Fe principalmente. Establecen un plazo de 30 meses de obras para renovar infraestructura que data del siglo pasado. En paralelo, la compañía estatal pone el ahorro por encima de todo e inicia una cruzada que promete conflicto con el gremio de Obras Sanitarias, liderado por Silvio Barrionuevo. También busca eficiencia en el consumo y el servicio: hoy se pierde el 40 por ciento del agua que producen y la atención de los reclamos no cumple con el plazo que establece la ley.

Aguas Santafesinas apostará a una modalidad de trabajo que se efectúa con una suerte de tunelera que permite recambiar los caños sin destruir las calles. El sistema posibilita la introducción de un fino caño dentro de la antigua cañería. Una vez dentro, el caño interior se expande y destruye al exterior, que queda en desuso. Esta técnica se implementará, con similitudes, también en el tendido cloacal. Apostarán a esta modalidad principalmente para los caños subterráneos que están unos 10 metros bajo la superficie.

Los trabajos permiten una intervención en cada esquina de la cuadra que se quiere refaccionar. En este punto será crucial el aval municipal, puesto que el desarrollo de las obras entorpecerá el tránsito en la ciudad. De todas formas, el proceso ya se inició: el 4 de octubre tendrá lugar la apertura de sobres para la adjudicación de una primera etapa de obras que afectará a Rosario. La licitación contempla una inversión de 11 millones de dólares. Y surge un dato: un alto porcentaje de la estructura de caños en suelo rosarino tienen entre 100 y 120 años de uso.

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Unidos por los números y contra el gremio

En distintos aspectos, el gobierno de Unidos para Cambiar Santa Fe que comanda Maximiliano Pullaro decidió ordenar las cuentas. Lo hizo en empresas públicas, en las paritarias, mediante revisión de contratos y hasta aplicando un ajuste sobre la caja jubilatoria. En cada caso hubo un plan para implementar la estrategia de modo que, sea cual fuere el impedimento, quede desactivado. Léase, el fin justifica los medios.

En este caso, el directorio de Aguas Santafesinas precisó que cuando ingresaron a la gestión en diciembre de 2023, las tarifas cubrían el 10 por ciento de los costos operativos. Con aumentos (cercanos al 500 por ciento) y recortes, en la actualidad los usuarios abonan el 60 por ciento del costo. Para 2025 esperan que con las tarifas se cubran todos los gastos operativos para prescindir así del financiamiento de la provincia y lograr equilibrio fiscal.

También hubo recortes dentro de la empresa: redujeron la cantidad de teléfonos celulares operativos (dieron de baja 236 líneas, lo que genera un ahorro proyectado en 43 mil millones de pesos), eliminaron la entrega de ropa para el personal administrativo (ahorro de casi 300 mil millones de pesos) y pusieron el foco en el gasto de combustible y el uso de la flota (ahorro de 128 mil millones de pesos).

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Pero sin lugar a dudas, una de las principales cruzadas que inició la gestión actual es contra el sindicato de Obras Sanitarias, que conduce Barrionuevo, y los trabajadores del sector. Por ejemplo, en la actualidad la firma tiene la misma cantidad de horas extras que en octubre de 2007, cuando no existía el sistema de grandes acueductos y el trabajo de mantenimiento era lógicamente menor. De enero a julio, redujeron 5 mil horas extras.

Y hay conflicto en puerta: amparada en la emergencia presupuestaria, Aguas Santafesinas decidió no pagar un histórico premio que el sindicato acordó con Jorge Obeid tras la estatización de la compañía. Se trata de una suma que ronda los 2.800.000 pesos y se abonaba un 40 por ciento en marzo y un 60 por ciento en octubre. La determinación, anticiparon los directivos provinciales, generará tensión con el sindicato.

Además, hubo reducción de la planta de trabajadores. Este año contaban con 1474 empleados, el año que viene habrá 1338. En el medio, jubilaciones, retiros y despidos. En lo que va del año 68 puestos de trabajo se eliminaron, de los cuales una leve porción corresponde a trabajadores que se jubilan o lo harán de acá a fines de año. Y existe una reducción en el ausentismo y en los trabajos de los días sábados, porque quien está en guardia pasiva ya no recibirá el pago de horas extras.

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Anahí Rodríguez, actual presidenta de Aguas, aseguró que cuando ingresaron al directorio el sindicato tenía montado un “picnic” en las instalaciones de la empresa. Denunció que el gremio buscaba un mecanismo de “cogestión” en medio de una conducción marcada por la “desidia y el descontrol”. A su vez, criticó a sus antecesores y dijo que en el último directorio había “un exceso de autonomía de la empresa respecto de la política provincial”. El foco, lógicamente, lo puso en lo presupuestario.

Rodríguez reveló que, cuando ingresaron, había empleados que tenían registro de haber trabajado 40 horas extras en un solo día. Según su relevamiento, las planillas marcaban eso para no elevar la categoría de los empleados y de igual manera pagarles más.

Lo cierto es que, en total, la empresa calcula que en este año logrará un ahorro de 20 mil millones de pesos en un presupuesto estimado en 140 mil millones de pesos. Hasta buscan reducir gastos en el papel de las boletas: en la actualidad el 40 por ciento de las facturas son digitales, y esperan que a fin de año lo sean el 80 por ciento. A futuro, tienen un plan: solo habrá boletas impresas para quienes lo soliciten expresamente, el resto recibirá la factura digital.

Poca eficiencia y reclamos bajo la lupa

Uno de los miembros del directorio reveló que el 40 por ciento del agua que procesa y potabiliza la empresa se pierde. Se escurre en cañerías que se rompen o tienen pérdidas y se desperdicia en conexiones clandestinas que absorben diariamente el suministro de agua potable.

Por eso, la compañía apunta a macromedir y micromedir el consumo de agua. En el primer caso, el modelo es para edificios: a futuro la idea es que los departamentos no paguen la tarifa por metro cuadrado, sino que lo hagan por consumo. Lo mismo en el caso de los micromedidores, que miden específicamente el consumo de agua de cada unidad habitacional.

Aguas Santafesinas admitió, también, las falencias que tiene a la hora de atender reclamos. Los corralitos de trabajo pueden estar semanas en las calles generando complicaciones en el tránsito, mientras que familias enteras pasan días sin agua. El plazo legal de reclamo tiene un límite de 48 horas sin suministro, pero la empresa sabe que muchas veces ese término se excede, en perjuicio de usuarios que pagan por el servicio en tiempo y forma.