El sueño de una vivienda se convirtió en una pesadilla para al menos ocho familias de la región. La modalidad fue similar, un conocido, una empresa de casas modulares y un incumplimiento que se presume intencional. Un imputado por estafa y ninguna noticia sobre los domicilios que debían montarse. Se sospecha que hay más perjudicados.
En abril de 2022 comenzó el mal trago de G.F y su padre, uno de los ejemplos del caso, así como el de J.B que inició por la misma fecha. Las familias compraron un hogar modular a la compañía “Emprender Viviendas”, con sedes en las localidades de Casilda y Venado Tuerto y “fabricantes directos”, según aseguraban.
El contrato marcaba que los ahora damnificados debían realizar una platea de cemento para la colocación de la vivienda modular -estructuras prefabricadas que se producen de manera industrial- a los 90 días de realizada. No obstante, estas nunca llegaron y las excusas cayeron a borbotones. El caso de F. fue uno de los más llamativos, ya que había contratado la colocación de seis viviendas en unos lotes que poseía junto a su familia en la vecina localidad de Pueblo Esther.
“En un primer momento la conversación era extremadamente fluida, con mucha dedicación y preocupación por parte de los socios de la empresa y quien hoy está imputado. Todo antes de recibir el dinero”, contaron a Cadena 3 Rosario los abogados de una de las presuntas damnificadas, Facundo Ruilopez y Lautaro Dentone.
Según el letrado, los empresarios “se amparaban en la supuesta trayectoria de la empresa, de casas entregadas y una ‘fábrica grande en Venado Tuerto’”. “Cuando se avisó a la empresa que las plateas estaban listas, la compañía empezó con dilaciones, evasivas. Llegaron a decir que estaban mal hechas, algo que también hicieron en otros casos”, añadió.
Según consta en la denuncia, los titulares de “Emprender Viviendas Modulares” aseguraban que la fábrica emplazada en Gaumont y Ruta 8 de la mencionada localidad podía ser visitada cuando quisiera. Pero otra vez aparecían las excusas.
A pesar de todo, tanto F. como los otros presuntos damnificados confiaron en la compañía y cerraron el acuerdo. Como respuesta, recibieron, además de la promesa de tener sus hogares, un ladrillo que representaba lo que sería su futura vivienda, esa que finalmente nunca llegaría.
Según consta en la denuncia realizada, esta empresa “desembarcaba en una localidad, tomaba contacto con los medios locales, vendían y recibían cualquier cosa en forma de pago, como autos”. Sin embargo, según el letrado “nunca tuvieron la intención de cumplir con la entrega de la casa, sino quedarse con los bienes o el dinero de las casas. Lo que también vimos fue que simulaban cumplimientos para tener confianza y después no lo hacían más”.
Más de un año después del primer contacto el sueño de una casa ya empezaba a tornarse en una pesadilla. Con una platea de cemento donde debía haber un hogar y mensajes de Whatsapp que no eran contestados, solo una estructura había sido levantada sin terminaciones.
El caso de B. fue similar, pero con detalles aún más complejos. La profesional de la salud de la localidad de San Justo utilizó dinero de un crédito PROCREAR, entregando la tarjeta a la empresa. Con el paso de los días pudo ver cómo aparecían compras en comercios relacionados al rubro, pero a más de 12 meses de cerrado el acuerdo su vivienda sigue siendo un sueño.
“Una de las ventajas que manifestaban era que ellos eran fabricantes, que no iban a tener problemas con las entregas por ser elementos nacionales. Ante las demoras siempre ponían excusas sobre otras entregas, siempre basándose en la cantidad de casas que estaban vendiendo. Sin embargo, de todos los que consultamos casi no entregaron”, contó Ruilopez.
Luego de abonar, para B. “comenzaron periodos más largos a la espera de respuestas de parte de ellos”. “Por un tiempo tuve charlas con el dueño hasta que un día comenzaron a responder de otros teléfonos y nunca mas tuvimos respuestas fehacientes de ninguno de los principales socios, con quienes habíamos hecho el convenio”, dijo.
“Primero dijeron que estaban demorados por la cantidad de demanda que tenían, luego que estaban demorados porque tuvieron que mudar la fábrica de Venado Tuerto y hasta hoy la respuesta sigue siendo la misma que no están pudiendo con los tiempos por la gran demanda que tienen”, añadió. Inclusive, destacó que llegaron a afirmar que las demoras eran su culpa por quejarse en reiteradas ocasiones.
El sueño del hogar continúa en el aire. Los compradores pagaron, pero sus casas no aparecen. La historia sigue, pero sus viviendas no se materializan.
