El debate, desde adentro: gestos, aplauso inesperado y la declaración de amor final

Agustín Dadamio

Antes del inicio del último debate presidencial en el Salón de Actos de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA), la televisión no logró mostrar algunos sucesos que llamaron la atención.

Cuando faltaban minutos para el comienzo del debate, llegó la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza, Vitoria Villarruel. En el momento en el que se dirigía a ocupar el segundo asiento de la primera fila de la tribuna lateral, los invitados de Javier Milei la ovacionaron con un aplauso. Tras sus cruces con Agustín Rossi (Unión por la Patria) en el debate de candidatos a vice, Villarruel recibió el cariño de la tropa libertaria.

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En el otro extremo del salón, una paradoja: el primer asiento de la cuarta fila, que tenía colgado un cartel que indicaba “zona Massa”, fue ocupado por Carlos Maslatón, libertario de alma, massista circunstancial. Delante suyo estaba muy simpático el José Ignacio de Mendiguren. El “Vasco” habló con Aníbal Fernández y luego con Axel Kicillof. En el medio, abrazos y saludos.

Instantes después, antes del inicio televisivo del debate, Rossi se frotó las manos, listo para apreciar la contienda. Segundos antes llegó Omar Perotti, recibido con afectuoso abrazo –con amistosas palmadas incluidas- de Kicillof. Y ya no hubo más previa.

En la presentación, cuando tomó la palabra Milei, automáticamente Massa afirmó su lapicera en la hoja y se dispuso a tomar apuntes. Lo hizo durante todo el debate, pero con más continuidad al principio. En ese segmento, Milei dijo que “no hay cambio con los mismos de siempre”. En diagonal recta hacia él, Villarruel asintió. A su lado ya estaba ubicada Karina Milei.

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A la hora de hablar de economía, el libertario se mostró sólido, pero poco a poco fue perdiendo el semblante victorioso que exhibió en los debates anteriores. Casi nunca miró fijamente a cámara, revoleó sus ojos y expresó gestos de disgusto ante los dardos de Massa. A Villarruel, atenta seguidora de la contienda, la sonrisa de los aplausos se le transformó en gesto de preocupación –que mantuvo hasta el final-.

Chicanas, tensión y risas

Crónicas periodísticas previas afirmaban que la recomendación de un sector de Juntos por el Cambio era que Milei tildara a Massa de “ventajita” en algún momento. Eso, en principio, le aseguraría el enojo del ministro-candidato. Rápido de reflejos, el exintendente de Tigre le dijo al economista que ese era un mensaje de quienes no lo estaban acompañando en el auditorio.

Al final del bloque sobre política exterior, Milei evitó una respuesta y Massa le endilgó que no le importa la gente. Ya en el segmento de Salud y Educación, el ministro de Transporte, Diego Giuliano, acompañó con risas las acusaciones de Milei, que los culpó de instalar miedo hablando de la quita de subsidios. También hubo risas cuando Massa admitió ser egresado de una universidad privada y le restó importancia a la indirecta del libertario.

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Pero las risas irónicas se esfumaron en un santiamén cuando el candidato de Unión por la Patria propuso que Milei se realice un psicofísico. El auditorio expresó un marcado bullicio, que tuvo su epílogo cuando Massa le recordó a su contrincante que no le renovaron la pasantía en el Banco Central que quiere cerrar.

El momento de la tribuna

Al hablar de seguridad, Massa acusó de plagio a Milei, que había citado un libro que escribió. Pocos minutos después el libertario volvió a llamarlo “ventajita”, pero el ministro-candidato le pidió la explicación de un término burocrático que Milei no supo explicar. Allí, con gesto cómplice y pícaro, como celebrando algo, Massa miró a su sector de invitados.

En Derechos Humanos y Convivencia Democrática, Milei dijo que las muertes contabilizadas durante la pandemia fueron un delito de lesa humanidad. En su asiento, Villarruel asintió una y otra vez.

Solo quedó tiempo para el cierre. Cuando ambos terminaron su exposición, los oficialistas cantaron por “Massa presidente”, pero los libertarios los callaron al grito de “la casta tiene miedo”.

Sin embargo, el final arrojó una escena de novela. Cuando los invitados de Milei bajaron el tono, Malena Galmarini se puso de pie y mirando hacia el escenario, gritó: “Te amo Massa”. El amor, de todas maneras, no contagió a los candidatos, que al cierre no se saludaron antes de retirarse.