La trama tras la amenaza a Di María y la promesa de "4 palos" por un "laburito"

Las amenazas contra la familia del futbolista Ángel Di María dieron la vuelta al mundo. Las ciudades de Rosario y Funes estuvieron en las tapas de todos los portales, luego de que dos personas a bordo de un Renault Megane dejaran una nota en la puerta del barrio privado Miraflores y emitieran al menos una detonación al aire.

El 25 de marzo, pasada la 1 de la madrugada, Pablo Ezequiel Acotto y su prima, Sara Belén Gutiérrez, fueron los encargados del “trabajito” para “gente de arriba”, tal y como le contó Acotto a su pareja, a cambio de la promesa de “cuatro palos”. Ambos fueron imputados y quedaron detenidos por el plazo de ley.

“Ello, con el objetivo de infundir temor y generar conmoción en la población, lo que se evidencia en la selección de la víctima, un jugador de fútbol de fama mundial como blanco del ataque, Ángel Di Maria, y la mención en la nota al gobernador de la provincia, Maximiliano Pullaro, como así también en los medios materiales empleados para la concreción del ilícito, máxime teniendo en cuenta la coyuntura especial en la que se encuentra Santa Fe en momentos en que suceden hechos de enorme repercusión”, explicó en la audiencia imputativa el fiscal a cargo de la investigación, Pablo Socca.

Sin embargo, la trama comenzaría algunos días antes. El 21 de marzo, Acotto mantuvo un llamado con su pareja, Tamara León, quien fue detenida días más tarde por una causa de drogas como presunta líder de una banda que operaba en la localidad de Pérez, en la que comentó que no iba a poder ir a verla porque tenía que hacer un “laburito piola” por el que le iban a pagar “cuatro palos”. Ese “trabajo” sería para “la gente de arriba” según le comentaría León a la madre de Acotto al otro día, luego de no poder comunicarse con él. En el interín, el acusado se comunicó con Gutiérrez, a quien invitó a participar del amedrentamiento a cambio de “100.000 pesos”. Las desgrabaciones surgieron de una investigación federal previa. 

Ya en la noche del 25 de marzo, Acotto y Gutiérrez se encontraban circulando por la vecina localidad de Funes y fueron divisados por la Guardia Urbana de esa localidad, la cual se comunicó con las autoridades para denunciar su rol sospechoso. No obstante, al recorrer la zona no dieron con el Renault Megane. El mismo auto había estado en una estación de servicio Puma de esa localidad, donde sus ocupantes dejaron caer una bala que luego sería hallada por los playeros.

Luego del amedrentamiento contra la familia Di María, el cual se realizó con una nota envuelta en una bolsa negra de nylon y al menos una detonación frente al barrio, Acotto halló en Facebook un domicilio de alquiler frente a la Maternidad Martin, en San Luis y Moreno, donde se escondió hasta el 27 de marzo, cuando fue detenido junto a su prima cuando buscaban escapar de la ciudad. Las cámaras de seguridad de Funes lograron poner a ambos en el interior del coche.

Previamente, Acotto había realizado un llamado a su madre para pedir que le llevara ropa y un arma de fuego que estaban en su vivienda de la localidad de Pérez. La Bersa calibre 22 sería luego encontrada en el allanamiento al departamento que usaron los delincuentes como aguantadero.

Acotto y Gutiérrez quedaron detenidos mientras avanza la investigación, a la espera de que se determine la autoría intelectual del amedrentamiento contra Ángel Di María y su familia. Del mismo modo, corre de manera paralela otra causa que busca establecer el posible rol de Acotto en una estructura narco de la localidad de Pérez.

Informe de Francisco C. Cufré.