El arte y la fotografía como un medio para visibilizar y contar historias se ve plasmado en “Proyecto Igualarte”, la propuesta de Ana Gregorio, que nació allá por el 2017, cuando comenzó a fotografiar a personas con discapacidad.
La iniciativa que se puede seguir a través de Instagram (@proyecto_igualarte) cuenta con la participación de 70 fotógrafos de diferentes países, que comparten sus producciones buscando fomentar la diversidad y la convivencia, a través de las historias de vida de familias enteras.
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Una vez al mes y bajo el hashtag #Proyecto_Igualarte comparten retratos con reseñas que presentan a adultos, niños, adolescentes con alguna discapacidad o enfermedad crónica. Las próximas publicaciones tendrán lugar este sábado a las 18.00 (hora Argentina).
Nhoa nació con síndrome de Down
En diálogo con Diversidad, Ana Gregorio contó que la gestación de esta propuesta comenzó en 2017 cuando contactó con la directora de la ONG Rompiendo Barreras. “En ese momento me presenté porque querían hacer una sesión con niños que iban a la organización y querían hacer una muestra fotográfica”, recordó.
Para Ana la fotografía no sólo es una expresión artística, sino también una herramienta terapéutica que puede ayudar a trabajar el autoestima de las personas.
Donatella y Lazaro
Tras este primer trabajo, surgió una nueva propuesta que llamó “Indistinto” donde hacía producciones gratuitas para casas de ropa y marcas, con el requisito de que uno de los modelos tuviera alguna discapacidad.
El objetivo siempre fue que se incluyera en estos trabajos y convocatorias a modelos con discapacidad para mostrar que ellos también son parte de la sociedad.
Noe y Ceci, dos hermanas que tienen síndrome de Dandy Walker
Aunque obtuvo buenos resultados, deseaba llegar a más lugares. “Yo quería que fuera masivo, en mis talleres trabajo con algún modelo con discapacidad y veía que algunos de mis colegas por falta de información o por no saber cómo llegar a las familias no lo hacían”, planteó.
Proyecto Igualarte también tiene como fin informar y educar, por eso cada fotógrafo que participa hace una entrevista a las familias para que cuenten qué es lo que pasa puertas adentro, las necesidades que tienen, las situaciones que viven a diario.
Isabella tiene discapacidad motora por parálisis cerebral
“Yo sola no llegaba a muchos lugares y por eso empecé a invitar a otra gente. El fotógrafo que se quiera sumar lo puede hacer, cada uno se encarga de buscar su modelo, la persona para fotografiar, hacer la sesión y recaudar toda la información para transmitirla a nuestros seguidores”, explicó.
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De este modo, los testimonios de las familias y de los protagonistas son una parte fundamental de los retratos que toman vida a través de imágenes cuidadas y artísticas.
Es tan valioso todo lo que nos enseñan que creo que nosotros salimos muy favorecidos con este proyecto porque nos toca esa parte sensible que creo que en este arte es necesario
La idea es informar sobre el sinfín de condiciones que existen y que para muchos que no conviven con estas realidades es una situación totalmente ajena.
Además, en el proyecto también trabajan con una psicóloga que los asesora en las expresiones, vocabulario, para no caer en términos que, por ignorancia, pueden resultar hirientes. De este modo, buscan también educar y educarse sobre la discapacidad.
Patricio nació con síndrome de Beckwith Wiedemann
“En la página que tenemos en Instagram vamos subiendo algunos tips de esto para llegar de otra manera a las familias”, destacó.
Cada historia y cada realidad es diferente pero todas movilizan a Ana.
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“El factor común de cada familia es a lo mejor lo difícil que es aceptar el diagnóstico de un hijo y cada modelo que fotografío nos sensibiliza, porque lo trabajo también como mamá”, confesó.
“Uno se moviliza cuando escuchamos a los papás decirnos que es difícil aceptar un diagnóstico porque es algo permanente que va a ser toda la vida. Uno imagina todo lo que se cruza por la cabeza”, comenta, poniéndose en el lugar de esas familias.
Patricio nació con síndrome de Beckwith Wiedemann
En cada imagen se nota un trabajo de empatía, intimidad, cariño y comprensión.
No son sólo fotos, sino que cada retrato toca las fibras más íntimas de las personas, reúne testimonios en primera persona y logran movilizar al espectador.
“Yo trato siempre de compartir lo que aprendo porque a veces el ser humano se da cuenta de lo importante que es la vida. En muchos casos falta sensibilidad si no hay un caso cercano”, concluyó.
Lázaro
