Llegan las fiestas, las celebraciones y con ello un reclamo que se repite: la regulación en el uso de pirotecnia cuyos estruendos afectan a las personas con Condición del Espectro Autista (CEA), sensibilidad sonora, mascotas y adultos mayores.
Pese a que existen algunas ordenanzas municipales, en la provincia de Córdoba no existe un marco regulatorio sobre la pirotecnia y tampoco hay una ley nacional que sea extensiva a todas las provincias y que limite y controle su uso. Es por eso que la situación es dispar en todo el país.
La Fundación Familias CEA de Córdoba viene trabajando desde hace tiempo en estos proyectos impulsando junto a legisladores una ley provincial que lamentablemente este año no se llegó a tratar en la Unicameral.
La abogada Marta Lastra, integrante de esta organización y mamá de un niño con autismo, explicó por qué es necesario esta ley y la necesidad de que haya coherencia entre los distintos gobiernos provinciales y municipales.
En Córdoba Capital hay una ordenanza desde 2016 de Pirotecnia Cero, como en otras ciudades vecinas, sin embargo ¿cuál es el alcance de esta ordenanza? ¿Por qué se sigue escuchando que tiran pirotecnia? ¿De dónde se consiguen esos productos? ¿Estás realmente prohibidos?
“Las leyes que pueden prohibir o permitir son nacionales o provinciales y los municipios solo tienen potestad de ordenanzas para regular lo que está permitido o prohibido por ley, por lo que es inconstitucional prohibir algo que si se permite o que no se prohíbe desde una ley nacional o provincial. Por ende, la ordenanza de Córdoba es de carácter inconstitucional pero más allá de eso lo que buscan estas ordenanzas es la posibilidad de generar más conciencia porque están más cerca de la gente, pero cuando son genéricas como la de Córdoba que es total fomentan la venta clandestina”, explicó Lastra a Diversidad.
Desde la Fundación han estudiado exhaustivamente el tema y Lastra ha participado de las exposiciones en los diferentes proyectos.
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A nivel nacional se buscaba la prohibición genérica y no se lograba consenso entre el gremio de las empresas de pirotecnia y empleados. Por eso, Lastra destaca el trabajo que se realizó desde la Fundación, con comerciantes del sector y los legisladores Natalia De la Sota en su momento y ahora Juan José Blangino, el cual es superador en muchos aspectos ya que no prohíbe la venta, sino que busca regularla.
“En la provincia no existe un marco regulatorio solo ordenanzas municipales que limitan algo que no está prohibido y tienen un sustento para controlar, pero quedamos librado a lo que la familia y la gente tenga como principio. Muchos municipios tienen pirotecnia cero, pero dependemos de lo que uno elija para la vida social”, precisó en diálogo con Cadena 3.
Marta es madre de un niño con autismo y desde hace varias navidades no pueden colocar luces en el árbol porque cuando se encienden su hijo las relaciona con una explosión. “Me dice viene el boom y se tapa los oídos. Esto me pasa en mi casa, en el supermercado, en el lugar donde esté que haya luces intermitentes. No entra en crisis, ni llega a autolesionarse o agredir en el estado de pánico, pero lo sufre”, contó.
“Las prohibiciones que tienen muchos municipios no son suficientes y por eso necesitamos una ley provincial que regule su uso y la comercialización. No pedimos prohibiciones genéricas, pedimos que limitemos el uso de pirotecnia a los 87 decibeles, que se permita su comercialización y uso, que es lo que el oído humano permite para cualquier persona, y eso lo hemos comprobado, hemos hecho pruebas y nuestros hijos lo toleran”, aclaró.
Lo que se busca es establecer límites sanos y que en todas las provincias y en el país se elijan luces y no ruidos. “Buscamos ser más sensibles y seguir una ley más justa y que las familias acompañen, sino no logramos nada, no podemos esperar como país que nos tengan que prohibir o exigir algo si sabemos que hace daño o perjudica a alguien”, reflexionó.
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“La audición es el único sentido del ser humano que no se puede controlar con un bloqueo. Si nos tapamos los ojos podemos dejar de ver y si nos tapamos la boca dejamos de degustar, pero si nos tapamos los odios no podemos dejar de escuchar y dependemos de otro. Ojalá que muchos argentinos no necesiten que les pase cerca para poder comprometerse y entender lo que la gente sufre”, concluyó.
