Antes que suene la campana

Guillermo López

El referí comienza el conteo si uno de los boxeadores queda inmovilizado en el cuadrilátero.

Y, se sabe, los políticos de raza, más aún los que han vivido largos días y noches de lucha social, tienen en claro que esa es una foto que no quieren regalarle a la historia.

Por eso, están dispuestos a dar pelea cara a cara. Golpe por golpe. Esa decisión ya la había tomado el gobierno cordobés el 14 de diciembre cuando había modificado las solicitudes de consentimiento de un reperfilamiento de los bonos.

Lo propio hizo el 1 de enero cuando presentó una nueva oferta a los acreedores que incluía el pago en efectivo del 30% de los intereses devengados y no pagados y un recorte en la tasa de los títulos a reestructurar.

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Y, por ejemplo, para el caso del bono que vencía este año, la Provincia ofreció una tasa del 4,75% hasta junio de 2022 y del 6,7% hasta el vencimiento. El capital se devolvería en seis cuotas, las dos primeras equivalentes al 7,5% del total a amortizar.

Pero cada jump era inocuo para una guardia férrea que contratacó desde mediados del año pasado con ganchos al hígado y combinaciones cuyo único objetivo parecía ser el mentón de una administración con complicaciones financieras.

La oferta fue rechazada y la fecha límite para evitar la cesación de pagos se acercaba y apenas se había extendido del 9 al 14 de enero por el deal en curso.

El fin de semana se disputó el round final de esta dura pelea y desde el gobierno de Hacemos por Córdoba trabajaron a contrarreloj para intentar un último acercamiento. En la nuca le respiraban la experiencia entrerriana, cuyo gobierno fue denunciado en tribunales neoyorquinos por no pagar 22 millones de dólares, y el mercado de bonos soberanos, el cual ya fue descripto días atrás en Cadena 3.

El default pendía como una espada de Damocles. Schiaretti apeló a su instinto político y como Santos Zacarías a Juan Martín "Látigo" Coggi ordenó a su equipo económico salir del rincón sabiendo que solo había una oportunidad.

Para evitar el default, la propuesta duplicó tanto el pago de intereses en efectivo como el porcentaje de las dos primeras cuotas de amortización del capital del título con vencimiento original previsto para este año.

A cambio, los duros acreedores, en particular VR Capital, concedían tiempo y el Gobierno provincial pateaba para adelante el pago de 700 millones de dólares.

Hay magullones, algún corte en el arco superciliar y menos piernas por el trajín del combate. Pero la toalla no voló.

Resta esperar ahora que el tiempo convoque a una nueva contienda. Será a partir de 2025 y en uno de los banquitos habrá un nuevo púgil.