La economía argentina tiene, en estos 20 días que lleva la Era Batakis, un rasgo distintivo: es claramente fenomenológica.
Es decir, se conoce -y por ende se puede explicar- por la evidencia de lo que se vive.
No me refiero a la cuestión cambiaria porque todos sabemos que la ministra asumió con un dólar blue a $239 y brecha del 93% y el viernes la divisa norteamericana cerró cotizando a $338 y una brecha del 158%.
Hablo de que la realidad de nuestro metro cuadrado sirve para explicar la macro.
Hartos de que le escondan gato por liebre, a varios fenomenólogos se los ve emocionados y excitados (a algunos hasta les ha dado un pico de adrenalina) por tener a mano tamaño ejemplo que refrenda su movimiento filosófico.
Habiendo estudiado en la vieja Escuela de Ciencias de la Información esa corriente fundada por Edmund Husserl, les cuento mi experiencia:
Lunes
"Guille, pasé por la panadería ¿Sabés cuánto pagué 350 gramos de criollos, seis facturas y una leche? 1.050 pesos!!!”, me escribe mi esposa indignada.
Martes
Una prima, dueña de una pyme que exporta, me llama algo inquieta por los rumores de nuevas medidas económicas. La calmo. Pero hace catarsis: “Compramos insumos con un dólar 40% más caro pero vendemos al oficial cobrando a los 90 días a valor peso de la fecha de la factura. Estamos pagando los sueldos al día y como marca el convenio pero nadie llega a fin de mes”
Miércoles
“Al final compré tres entradas para ver a Tini: van mis dos hijas con mi mujer”, me dice al inicio de la jornada un compañero de trabajo. Gastó 45.000 pesos para el show. (Lo miro y hago cuentas: mi hija también quiere ir a ver a Tini)
Jueves
Un amigo que maneja una distribuidora me confirma, ante mi pregunta, que recibió la nueva lista de precios de una de las empresas de alimentos más grandes del país: 12%. “Pero desde fines de mayo que no se tocaban”, me aclara como buen vendedor.
Viernes
Mi pariente Barrani -todos tenemos uno- me cuenta que tiene 7 cubiertas rodado 14. ¡Siete! - ¿Para vender?, le pregunto - “¡No!, sabés lo que van a costar de acá a seis meses. Las de mi auto no dan más y ya no resisten emparchado así que estas me salvan”, relata mientras me muestra dos que tiene en el baúl.
Sábado
A la tardecita, en una jornada casi primaveral en pleno julio, entré a una carnicería de la avenida Bodereau, una importante arteria comercial que une Córdoba con Villa Allende y Saldán. Debutaba como cliente allí.
El local tenía la heladera del mostrador, esas típicas del rubro, bien presentada: carne de cerdo, de pollo y de vaca. Buen producto y bien limpios los cortes. En el local había tres empleados, el dueño y una cajera. Hacía 20 minutos que no entraba un cliente. Gasté 2.000 pesos y el empleado, la cajera y el dueño me preguntaron si no necesitaba algo más.
Quedé impactado porque venía de una distribuidora láctea donde tuve que esperar casi 40 minutos para comprar: ahí los clientes hacían fila para comprar fiambre, queso y pan.
“La experiencia es evidencia”, era el axioma de los padres fundadores de la fenomenología. La semana deja en claro que un nuevo set de consumo con toppings de hedonismo gastronómico-artístico resume la economía de un país en crisis.
Contrasto mis datos con los de los mayores especialistas de Consumo en el país.
Esta semana, Guillermo Olivetto, de la consultora W, contó en Cadena 3 que 7 de cada 10 argentinos creen que las cosas empeorarán y consumen y se cubren desde el lugar acorde a su poder adquisitivo. “A eso se suma la salida de la pandemia, la gente busca experiencias que la hagan sentirse viva y eso también explica algunos consumos, como el de los recitales”.
Por su parte, Fernando Moiguer, entrenado hace años en el arte del relevamiento, observación y análisis de datos de consumo, resume en la edición de hoy de Clarín: 3 de cada 4 recortaron gastos en las últimas semanas.
El 65% cambió la forma de comprar productos para el hogar y el 42% dejó de comprar productos habituales (carne, por ejemplo). “El placer que intentan sostener es en algún alimento gratificante para la familia”, escribe el profesor de la UBA y la Universidad San Andrés.
Por eso, anoche cociné fajitas; el plato preferido de mi esposa y mi hija. Soy un fenómeno(lógico). Hasta podrían bautizarse: "fajitas a la griega".
