Cae el telón sobre Berni

Rodolfo Barili

Y un día, el show se llevó a uno de sus principales protagonistas de la peor manera. El relator en jefe de la inseguridad fue atacado hoy en medio de lo que pretendía ser una nueva entrega de sus fabulosas incursiones en territorios conflictivos televisados. Esos lugares a los que Sergio Berni acudía como una especie de cowboy solucionador de problemas para las cámaras y relataba la gravedad de la inseguridad como un actor secundario y no el funcionario a cargo de dichos problemas. Esos relatos que incluían responsabilizar a la Justicia por los males de la inseguridad y jamás hacerse cargo de su propia responsabilidad en la materia.

Siempre astuto, Berni tenía una movida más, apareciendo para salir airoso con sus relatos y promesas a los vecinos. Un día volvió a uno de esos lugares a los que alguna vez había ido a prometer cosas que, según los vecinos, jamás cumplió. Se retiró entonces airoso del problema. Así pasaron cinco años y esa buena gente le creyó. Pero calculó mal el regreso. Esa gente, harta, recordaba cada palabra incumplida, cada promesa vana, y de la peor manera en medio del dolor de la muerte de un compañero muerto por la maldita inseguridad. Cobró con bronca y violencia sobre su cuerpo la indolencia del regreso a escena del funcionario.

Nunca la violencia puede ser la solución a los problemas que nos ahogan, que nos matan, que nos llevan a la vida de los ciudadanos inocentes que solo buscan trabajar para vivir dignamente. Nunca. Pero cuánto se tolera la falta de respeto continua y reiterada de quienes no enfrentan los problemas como si no fueran ellos los que deberían brindar soluciones. Y Berni interpretaba ese papel como nadie, hasta hoy.

El telón cayó sobre uno de los principales actores de esa obra que interpretan no pocos funcionarios públicos, justo el que se jactaba hasta hoy de estar donde estaban los problemas, justo el que sólo tenía para ofrecer impecables actuaciones ante la falta de solución alguna de uno de los males de la época: la inseguridad que no nos permite vivir en paz.

Cae el telón sobre Berni y la última imagen es la que menos soñó: escoltado por policías de la Ciudad, rodeado de la Infantería con palos y gases, y con gritos de repudio. Cae el telón sobre Berni, relator en jefe de la inseguridad. Tal vez también caiga sobre una forma de ver y entender la política que nunca puede ser una promesa mentirosa de una vida mejor, sino la concreción con hechos de esa vida que merecemos.

No es la manera, la violencia jamás. Pero la provocación en medio del dolor por la muerte de un trabajador tampoco puede ser la forma de enfrentar los problemas de quienes sufren. Y en esa película, Berni no es el único actor protagónico. Seguramente escuchaste el "¡que se vayan todos!", el grito del final que tal vez sea la mayor evidencia de eso.

Lo importante: Pedro Daniel Barrientos, 65 años, "Musculito" le decían, en un mes se jubilaba. Todos los días arriba de ese colectivo donde ya no podrá estar. Lo mataron hoy, como a tantos de los que amamos en estos días de inseguridad en Argentina.