”Construyendo un futuro sostenible, resiliente y equitativo” es el lema principal de la novena cumbre de las Américas que comienza hoy en Los Ángeles y que reúne a “casi todos” los países de la región.
Digo ‘casi todos’ porque ni Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia o México (que solo manda una delegación pero no va el presidente), van a participar creando un boicot irreparable para la administración de Joe Biden que pensaba usar este escenario para mostrarse como el gran unificador de todos los países.
Todo anticipa un fracaso en varios frentes, sobre todo el político, aunque la esperanza está puesta en la posibilidad de que el tema de medio ambiente cobre fuerza y al final de la Cumbre haya un documento con cuestiones concretas para frenar el desastre ambiental en nuestros países.
El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) que depende de la ONU ha presentado un informe sobre el impacto irreversible de la crisis climática en Latinoamérica para la próxima década. Toda la región es vulnerable económicamente, no hay programas educativos y de conciencia ambiental que alerte a las poblaciones de cómo contribuir para frenar el cambio climático y los altos niveles de pobreza e inequidad hacen que la situación esté fuera de control.
“Este informe es una grave advertencia sobre las consecuencias de la inacción”, dijo Hoesung Lee, presidente del IPCC. “El cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y un planeta saludable. Nuestras acciones de hoy determinarán cómo las personas se adapten y la naturaleza responda a los crecientes riesgos climáticos”.
Cambio Climático y su impacto en la vida
Se denomina cambio climático a la variación global del clima de la tierra debido a causas naturales y principalmente a la acción humana, como consecuencia de una creciente retención del calor del sol en la atmósfera conocida como “efecto invernadero”.
Como dice Hoesung la inacción es el principal enemigo de una situación que está contrarreloj, el tema climático es una bomba de tiempo a punto de explotar y las soluciones tienen que venir de todos los sectores pero principalmente de la clase dirigente, los políticos, las empresas privadas y empresarios que se comprometan a realizar cambios urgentes.
El informe parece el guión de una película de terror en donde todos los componentes van sumando a la catástrofe: mayor incidencia de enfermedades por climas extremos, falta de alimentos, escasez de agua, movimientos masivos de personas obligadas a emigrar por condiciones inhabitables en sus lugares de residencia son algunas de las situaciones que ya estamos viviendo.
Latinoamérica es vulnerable en todos sus sectores a estas situaciones que les enumero incluyendo su rol como productor de alimentos que está en la cuerda floja, Por ejemplo, entre 2015 y 2019, la duración del crecimiento del cultivo (el tiempo entre la siembra y la cosecha) de soja se redujo en un 4,7 % en Centroamérica y un 3,1 % en el noroeste de Sudamérica. Mientras tanto, la duración del crecimiento del maíz en el mismo período disminuyó 5% en América Central.
Para más datos, el IPCC señaló una sinergia entre los incendios, el cambio de uso de la tierra (particularmente la deforestación) y el cambio climático que afecta la salud humana, el funcionamiento de los ecosistemas, la seguridad alimentaria y los modos de vida. En América Latina, las personas están cada vez más expuestas a los peligros de los incendios forestales, con entre uno y 26 días adicionales de exposición en los años 2017-2020, en comparación con 2001-2004.
De no reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los riesgos en América Latina aumentarán significativamente, de acuerdo al informe. Ello incluye las sequías, el aumento de las epidemias por las enfermedades transmitidas por vectores y la inseguridad hídrica por el retroceso de los glaciares y la disminución de la capa de nieve. Por ejemplo, se proyectan sequías más frecuentes, más cortas y severas en la cuenca del Plata.
A los estimados lectores les puedo seguir enumerando más datos del informe pero prefiero dejarlo para una segunda parte de esta columna. Lo cierto es que una reunión cumbre de todos los dirigentes es el escenario perfecto para debatir esta situación de emergencia con la esperanza de que no quede enredado en burocracia, perdido entre papeles y que una vez por todas se comprometan a pasar a acciones concretas
El futuro de la vida en la región depende de eso.
