Críticas y alertas de García Cuerva a una situación dolorosa

Sergio Suppo

He tenido la oportunidad de presenciar muchos discursos y eventos significativos en Argentina. El discurso reciente del arzobispo García Cuerva en un Tedeum es uno de los más memorables y contundentes que he escuchado en mucho tiempo.

El texto leído por el arzobispo no fue para nada suave. Distribuyó críticas y alertas sobre cuestiones muy dolorosas que hoy enfrenta Argentina. Este mensaje, sin duda uno de los más articulados y mejor dicho por un arzobispo en los últimos años, ha dejado una impresión duradera, independientemente de lo que cada uno pueda opinar sobre la posición del arzobispo García Cuerva.

Pero además del poderoso discurso del arzobispo, hubo otros detalles políticos notables durante el Tedeum. Primero, estaba presente Nicolás Posse, el jefe de Gabinete. A pesar de las especulaciones recientes sobre su supuesta partida del Gobierno, Posse ocupaba uno de los bancos en las primeras filas.

En segundo lugar, hubo una ausencia notable: ninguno de los cuatro miembros de la Corte Suprema de Justicia estuvo presente. Normalmente se espera que las autoridades representativas de los tres poderes asistan a estos eventos y se invita a los miembros del tribunal supremo a hacerlo. En este caso fueron invitados pero no asistieron; una ausencia que sin duda añade otro nivel a la atmósfera política ya cargada alrededor del Tedeum.

Estos son solo algunos aspectos destacados del evento. Pero en resumen, el Tedeum de este año fue un evento significativo tanto por la fuerza del discurso del arzobispo García Cuerva como por las implicaciones políticas subyacentes.