Cerrado por vaca-elecciones

Adrián Simioni

Ser la fábrica de leyes tiene sus ventajas. En plena pandemia, el Congreso de la Nación ya se tomó el palo. Los senadores y diputados entraron en un receso invernal de dos semanas que ellos mismos se concedieron después de aumentarse a ellos mismos sus sueldos en 40% hace un mes.

En realidad, el Congreso entró en modo electoral. Formalmente, la campaña comienza este sábado 24 de julio, cuando vence el plazo para la inscripción de los candidatos. Desde hace ya días los legisladores -es lógico- no piensan en otra cosa. De hecho hubo hace dos semanas por ejemplo un plenario de comisiones en la que varios legisladores pidieron pasar directamente a los bifes y firmar los dictámenes antes de escuchar las exposiciones. Así podían irse y dedicarse al cierre de alianzas en sus distritos.

Y es obvio que algo parecido va a suceder en lo que resta del año. Y no sólo porque las vacaciones podrían extenderse. Es que, aunque formalmente el Congreso ya no esté de vacaciones, va a ser difícil sentar a los políticos. Las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) se van a votar el 12 de septiembre. Imposible que en los casi dos meses que quedan los legisladores piensen en otra cosa, aunque el Congreso no esté en receso. Y el 14 de noviembre serán las generales. Otros dos meses en modo electoral full.

Al kirchnerismo, que domina ampliamente el Congreso, la inactividad no le preocupa demasiado. Ya sacó casi todos los proyectos que le interesaban. Le quedaron en el tintero proyectos para copar la Justicia, como la reforma del Ministerio Público Fiscal, pero igual le falta media docena de votos para coronar el “plan impunidad”.

Por otro lado, el Congreso ya le cedió tantos superpoderes a Alberto Fernández que en muchas materias pueden hacer lo que quieran. Y, si no, siempre quedan los DNU con los que el presidente viene reemplazando de hecho al Congreso.

Y tampoco es para que nos preocupemos tanto. A veces, el problema no es que el Congreso esté inactivo sino justamente que esté muy activo, haciendo desastres. Como el jueves, cuando los senadores K convirtieron en ley el duro golpe a las industrias del etanol y el biodiesel de Córdoba y Santa Fe. Para sancionar eso, mejor no hubieran hecho nada. Ojalá ya hubieran estado de vacaciones.