Desde que empezaron a circular los nombres de los que entraban a la Quinta Presidencial en plena cuarentena se abrió un debate sobre lo que pasaba en Olivos mientras el presidente amenazaba o a veces insultaba a los que no cumplían la cuarentena. Todos nos acordamos de lo que dijo al surfer, al que trató de idiota o cuando el presidente comió asado con la familia Moyano y después se sacaba fotos sin distancia y sin barbijos. Pero el tema fue escalando.
Después nos enteramos de las visitas de Sofía Pacchi , modelo y asesora de la primera dama Fabiola Yañez. Nos enteramos después que durante la cuarentena entraba a Olivos, un adiestrador de perros llamado Ariel Zapata, que además contó que lo llamaron por un asunto importante que eran las peleas de perros en la Quinta Presidencial. Y entonces supimos que visitó Olivos en reiteradas oportunidades, me parece que no por razones de Estado, sino por razones que no estaban relacionadas con la agenda ni con la gestión, sino con la conducta de Dylan, el perro del Presidente y su cachorro Prócer.
Bueno, ahora los ingresos del adiestrador de perros han quedado ya bajo la observación de la justicia.Veremos. Hay un expediente iniciado hace dos semanas para investigar si las visitas que trascendieron constituyen o no delito. Porque todo esto se produjo en el momento más estricto de la cuarentena, cuando el Presidente nos decía por televisión que había que quedarse en casa.
Después apareció una primera foto así. Creo que dos o tres días mostrada por Feimann , una primera foto del cumpleaños de Fabiola Yañez el año pasado. ¿Había alguna duda? De hecho yo lo comentaba en Resumen3 sobre si esa foto era auténtica o no. Bueno finalmente apareció la segunda foto.
Para los que no la vieron, es una imagen que muestra al presidente Alberto Fernández en el cumpleaños de su pareja el 14 de julio del año pasado en Olivos, donde hay 11 personas, sin distanciamiento y sin barbijo cuando el país estaba aislado y en cuarentena.
Repito. 14 de julio del año pasado.Y claro, la foto es el escándalo del momento. Muy interesante lo que dice Fernando González hoy en Clarín.Lo grave ,dice,no es la fotografía. Lo grave es la situación. Una docena de personas festejando un cumpleaños en la Quinta de Olivos, mientras el resto de los argentinos eran obligados a quedarse aislados en sus casas.
Hubo quienes no pudieron despedir a sus padres o a sus hijos. Hubo, quienes no pudieron ver durante meses a sus familias. Y hubo quienes no pudieron volver al país por los rigores de la cuarentena. La imagen del presidente, de su pareja y del grupo de amigos, todos sin barbijo, vulnerando las leyes de emergencia. Es una postal de la indiferencia y del desprecio a los miles de muertos que sigue provocando la pandemia.
A mí me parece que es el mismo Presidente que grita, que amenaza, que insulta ,ese mismo Presidente que hace o participa de una fiesta , es el que en aquel momento nos decía que era muy riesgosa cualquier reunión, cualquier festejo, cualquier cumpleaños.
La foto evidencia una conducta no respetable por parte del Presidente, por parte de la autoridad. Por eso creo que la foto lo que hace, entre otras cosas, es degradar la autoridad presidencial porque Alberto Fernández es el que incumplió el decreto que él mismo dictó acerdca de la cuarentena estricta y obligatoria.
Nadie está diciendo que el Presidente no trabaje, no se reúna o , no tenga actividad como lo tiene que hacer un presidente, gobernador o intendente. Pero ¿qué tiene que ver la fiesta de un cumpleaños con la gestión presidencial? Además viola en principio aparentemente otro decreto por el cual él debe informar debidamente de sus reuniones en Olivos.
Más aún cuando le preguntan todavía por las reuniones en Olivos, el decía “me acusan de tener negocios con un hombre que no conozco, el chino”.No, no lo están acusando de eso; lo están acusando de hacer cosas que no se podían por un decreto que él mismo firmó.
Lo podemos sintetizar con una sola palabra: cinismo, que es la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general desaprobación.
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