Al Pacino hizo lo mismo que un ignoto escribano en Argentina Got Talent

Los mejores memes sobre la nonagésimo sexta edición de los Oscar están referidos  a la breve pero comentada participación de Al Pacino, quien, convocado para el cierre estelar de la ceremonia y la lectura del rubro más esperado (mejor película) se "olvidó" de mencionar a los candidatos y mencionó directamente a Oppenheimer.

“Mejor Película”... uh, tengo que ir al sobre por eso. Y lo haré. Aquí viene. ¿Y mis ojos ven a Oppenheimer?”, proclamó sin permitir el tiempo imprescindible para alimentar la expectativa y el suspenso que rodean esa parte de la premiación.

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Quince años atrás el escribano que Telefé  contrató para verificar el nombre del ganador de la edición 2009 de Argentina Got Talent le hizo a Mariano Peluffo, el conductor, lo mismo que el protagonista de "Scarface" realizó para los millones de espectadores de la audiencia global de los Oscar.

En  2009, la gran final del ciclo se hizo en vivo desde Rosario con una gran apuesta de Telefe acorde al éxito que tenía el concurso con más de 20 puntos de rating.

En los minutos finales, Peluffo llamó al escribano Agustín Amuchástegui, que entró al estudio con el famoso sobre que contenía el nombre del ganador. 

 Era  el momento de máxima tensión del formato en el que el conductor se luce generando un silencio eterno para luego dar paso al explosivo anuncio del nombre ganador.

 Cinco eras los finalistas que se disputaban el premio mayor: el cantante entrerriano Franco Peletti, el grupo tucumano de folklore “Los Sembradores”, el dúo de trapecista Alma al Aire, el guitarrista Daniel Ferreyra y el cantante salteño llamado “El Marucho”.

Cuando el  escribano  se acercó con el resultado en sus manos, Peluffo hizo hincapié que dentro del sobre estaba el participante más votado .

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Un segundo después, inesperadamente, Agustín Amuchástegui dijo-igual que anoche Al Pacino- “Es el señor Ferreyra”.La cara de Peluffo hubiera merecido un Oscar.

Años después el popular conductor diría que el desconcierto fue de tal magnitud que el encargado de tirar  los papelitos se quedó mudo y paralizado, sin saber qué hacer.