Kevin Hart incursiona con éxito en el mundo del thriller

Por María Rosa Beltramo.

Nadie conoce el valor supremo de la tranquilidad y sus múltiples ventajas, hasta que la pierde. Kid (Kevin Hart) es una estrella ascendente que acaba de protagonizar una película que ha recaudado mil millones de dólares; la gente lo adora, él siempre hace un lugar en su agenda para apoyar las buenas causas y se diría que los únicos problemas que no alcanzan a oscurecerle el ánimo, son su divorcio y la imposibilidad de ver más seguido a su hijo.

Todo lo demás, incluso lo de seguir manteniéndose sobrio después de un período de excesos, está bajo control y custodiado por un guardaespaldas/chofer solícito y eficaz y una escritora y su representante que alimentan sus presentaciones en vivo con material de primera. Sus únicas preocupaciones, si es que hay espacio para alguna, es levantarse a tiempo para pasar de la camioneta al avión y del aeropuerto a un hotel 5 estrellas en el siguiente punto de su gira.

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Hombre afortunado el actor y standapero, justo le toca su ciudad natal, Filadelfia. Y allí lo espera Cartlon (Wesley Snipes) su hermano mayor. Adivino no es, pero si pudiera representarse lo que le espera se tomaría el primer vuelo para Alaska. Justo en esa parte de la historia es cuando la vida que Kid creía agitada, está a punto de sufrir un viraje tremendo.

De movida el espectador advierte algunos aspectos preocupantes en la relación de Kid y Carlton pero cuando se prepara para comprobar cómo se resuelve la tirantez inicial, los hermanos ya están en medio de un festejo abundantemente regado con vodka y whisky y acompañados por algunas mujeres.

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La que comparte cama con el actor de los mil millones, no despierta y cuando su ocasional compañero toma el celular para llamar a una ambulancia, aparece el hermano mayor para hacerle notar que amanecer con una muerta no es lo más conveniente para una celebridad de su tamaño.

De allí en más la acción es vertiginosa y se puede disfrutar de lo mejor de la historia que escribió Eric Newman, el autor de la exitosa Narcos. Son apenas 7 capítulos a puro ritmo, con la carrera del protagonista a punto desmoronarse a cada paso. Kevin Hart, acostumbrado a descollar en el mundo de la comedia tiene que desdoblarse acá porque su personaje continúa haciendo humor como parte de la gira que inició cuando vivía sin sobresaltos pero también soporta el drama que lo persigue desde que se produjo el incidente que ni siquiera recuerda.

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Forman parte del elenco Tawny Newsome, como Billie, la escritora que elabora el material de Kid; Paul Adelstein, el representante Todd; Will Catlett, como Herschel, amigo, chofer y guardaespaldas y Theo Rossi, un fan obsesivo llamado Gene. En el resto de los papeles de cierta importancia están Chris Diamantopoulos, John Ales, Lauren London y Ash Santos.

Además del tema principal que obliga a estar pendiente de lo que sucede con Kid a partir de esa muerte que lo roza y que decide ocultar, el guión de Newman también sirve para indagar sobre otras cuestiones. La serie ofrece pincelazos para mostrar la gran popularidad del protagonista que abre su participación ingresando como invitado especial al show de Ellen DeGeneres. “Salió estupendo” dice su representante y él replica, “sí, como las otras veinte veces”.

En el capítulo inicial , Kid se cruza en la primera clase del avión, con uno de esos espectadores insufribles, desubicados y poco empáticos que se sitúa en el límite de lo tolerable cuando hasta se permite sonar racista, repitiendo un parlamento que le escuchó al actor. En otro momento adquiere un rol principal un fanático, que fluctúa todo el tiempo entre la admiración acrítica rayana en la idolatría y un peligroso control, al mejor estilo de Kathy Bates con el escritor de “Misery”.

El elenco está a la altura de una narración con mucho ritmo y una buena cuota de suspenso. Se disfruta la inclusión de Billy Zane, que hace un malo antológico al que se le va la mano con el chantaje  y arruina lo que parecía un plan perfecto.

Kevin Hart había realizado un par de incursiones en el mundo del drama pero hasta acá no había tocado con tanta eficacia la cuerda de la acción y el suspenso.