"Mea culpa" demuestra que las malas películas también pueden llegar a la cima

María Rosa Beltramo

La semana pasada llegó a la cima del podio de las películas más vistas de Netflix “Mea culpa”, un thriller convencional, lleno de giros inexplicables , apenas mejorado con la inclusión de un par de escenas eróticas que parecen de otro film .

Lo bien que le fue en materia de audiencia merece una reflexión sobre el comportamiento del público, las historias que lo movilizan y las fórmulas que algunos directores saben aplicar para que termine entre lo más visto de una plataforma con cientos de propuestas , un relato poco creíble que parece armado como un trabajo práctico y por alumnos de primer año.

Con la acidez característica de los que disfrutan de decir maldades envueltas para regalo, Murtada Efadl, crítico de Variety, se despachó con el siguiente comentario:”No es para todo el mundo.De hecho, muchos la tacharán de basura, y sin embargo, hay algo admirable en un cineasta que sabe exactamente lo que quiere su público”.

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Tampoco es para tanto , pero aseguró en una sola oración que “Mea culpa” es basura , pero de la que le gusta a la gente. El responsable del guión y de la dirección es Tyler Perri, quien guía los pasos de Mea Harper (Kelly Rowland )una abogada exitosa y lista que se hará cargo de la defensa de Zyair Malloy ( Trevante Rhodes), un pintor acusado de dar muerte a su última novia.

Perri eligió rodar en Chicago y se esmeró para lograr buenas postales de la ciudad. En el elenco están también Sean Sagar, Ron Reaco, Shannon Thornton y Kerry O Malley para cubrir los roles de la familia de la abogada, un marido millonario en proceso de rehabilitación, una cuñada que la quiere y una suegra que la detesta y se lo hace saber en los términos propios de una telenovela mexicana de los 80.

Pero si se trata de aplicar fórmulas conocidas para que el negocio funcione, el director , guionista y coproductor usó muy bien los recursos aportados por Netflix: el vestuario es impecable, las locaciones atractivas_desde un edificio de cristal y acero a un loft digno de catálogo de arquitectura_y , en un intento de salvar una historia que naufraga, algo de sexo artístico entre los protagonistas.

Es, tal vez, el único renglón en el que consiguió hacer alguna diferencia.En el resto de la película hay persecuciones , peleas, sangre, desapariciones y un final inesperado. Pero, desafortunadamente, la sorpresa no viene del lado de un giro inteligente .

Sucede que había más de una víctima y era preciso inventar un culpable. Perry cortó por lo sano y decretó que las cosas pueden ser como él las filma. Y mal no le va.

Con motivo del estreno de “Mea culpa” algunos medios repasaron la biografía del director .The Guardian tituló “De cómo un joven humilde se convirtió en un multimillonario íntimo de Oprah Winfrey y Enrique de Inglaterra”.

El suma y sigue y acumula millones y seguidores pero "Mea culpa"  siempre estará en su filmografía para señalar que a veces el éxito resulta inexplicable.