"Mi querido presidente", un romance de película parecido al de Larreta y Maylin

Desde siempre han sido populares las historias que entrelazan a políticos con asistentes o colaboradoras que  frecuentan esos círculos donde se activan los resortes de poder.

El anuncio formal del noviazgo del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y la secretaria de Bienestar Integral, Milagros Maylin ha concitado la atención de todo el país .

El romance tiene todo lo que se necesita para ser taquillero.El le lleva 20 años, ella es una rubia muy atractiva, los une la militancia en el PRO y también la pasión por Racing Club de Avellaneda.El resto lo hace la imaginación de cualquier mortal a quien le gusta imaginar cómo puede desarrollarse un noviazgo de ese calibre en despachos desde los que se dirige la vida de miles de ciudadanos.

Encima, Rodríguez Larreta es uno de los presidenciables mejor posicionados de su agrupación política. El cine ha recorrido incansablemente esa escenografía  y las series la han elevado a una potencia desconocida.

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De lo más reciente  cualquier espectador recuerda seguramente "House of cards" o "Borgen", dos producciones excelentes que incluyeron, entre otros ingredientes , romances donde el factor esencial es la seducción del poder.

En rigor , el noviazgo del jefe de Gobierno porteño y su secretaria de Bienestar Integral por su carácter no conflictivo -él está divorciado, ella es soltera-recuerda  más a una comedia blanca  que causó furor en los 90: "Mi querido presidente".

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Para que fuera un éxito, al guión lo escribió Aaron Sorkin , la dirigió Rob Reiner y el elenco reunido garantiza taquilla y buenas críticas.

Allí  un todavía joven Michael Douglas -vestido para la ocasión como una suerte de Kennedy más formal-era el presidente de los Estados Unidos, viudo, con una hija transitando los pasos de la niñez a la adolescencia.

Y a la Casa Blanca llegaba una abogada experta en temas ambientales, asesora del Congreso. Ese rol lo cumplió y con mucho encanto Annette Bening. 

La historia avanza después por el impacto que la vida personal del político   tiene en las  encuestas, su reelección, leyes y  partidos políticos opositores .