"Modus", una oferta imperdible para fans del policial

Por María Rosa Beltramo

Para los fanáticos de los policiales nórdicos, la oferta de Flow incluye las primeras dos temporadas de “Modus”, una serie que podría servir de presentación para mostrar la excelencia de las producciones llegadas de esa parte del mundo. Esta es fruto de una alianza de distintos exponentes de la región. El libro es de Anne Holt, la noruega que fue durante un breve pero rico período ministra de Justicia de su país y la mayoría de los actores son suecos al igual que la productora, aunque también hay algunos daneses.

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Inscribir a “Modus” entre los policiales es algo reduccionista porque la historia es bastante más compleja que un mero conflicto para desentrañar en ocho episodios. El guión aborda temas religiosos, prejuicios, diversidad e inclusión y no como un catálogo de preocupaciones actuales sino como parte de una madeja que hay que desenredar y que se inicia con el asesinato de una mujer, en los pasillos de un hotel 5 estrellas, la noche de navidad. Ese crimen, cometido mientras en un salón contiguo se celebra una boda, tiene una testigo silenciosa y muy especial; una niña autista.

La jovencita, que está entrando en la adolescencia es la hija mayor de Inger Johanne Vik (Melinda Kinnaman), una psicóloga y criminóloga que ha trabajado en el FBI y para la policía nacional sueca. Tendrá entonces un motivo personal y más poderoso que los habituales para participar de la investigación en la que al principio no aparecen denominadores comunes.

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Poco después es apuñalada en una plaza de Uppsala la obispo Elisabeth Lindgren (Cecilia Nilsson). La policía nacional envía al inspector Ingvar Nyman (Henrik Norlén) a investigar.

La primera temporada de la serie está inspirada en la novela “Noche cerrada en Bergen” de la ex ministra de Justicia noruega que ha sido best seller con la serie de historias sobre la detective Hanne Wilhelmsen, a partir de 1993 cuando publicó “La diosa ciega”.

En toda su obra destaca el tratamiento que le da a los denominados crímenes de odio y fundamentalmente a la homofobia. Posteriormente y a partir de la publicación de “Castigo” inició otra saga que tiene como protagonista a la experta en perfiles Inger Johanne Vik que, como sucede en “Modus”, trabaja junto al comisario Yngvar con quien, además, y para aumentar el atractivo de la investigación, se involucrará románticamente.

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Esta primera temporada tiene aspectos de gran valor, como la interacción entre Stina (Esmeralda Struwe) y su madre. Toda la pesquisa para atar los cabos sueltos y establecer las circunstancias que relacionan a las víctimas y a su asesino es la que le confiere un atractivo adicional a la primera parte.

La segunda plantea nada menos que la desaparición de la presidenta de Estados Unidos, Helen Tyler durante el segundo día de su visita a Estocolmo. Y como subtrama figura un episodio que enfrentó en el pasado a la protagonista con un agente del FBI que forma parte del entorno de la mandatario norteamericana.

Acá se necesita, sin duda, renovar el pacto de credibilidad entre los responsables de la serie y el espectador porque hay que hacer un esfuerzo adicional para admitir como probable que la primera autoridad de Estados Unidos se esfume misteriosamente y pasen más de 24 horas sin que la Casa Blanca actúe más que para exigir la inmediata resolución del conflicto.

Al margen de ese detalle, el guión se la ingenia para conservar el suspenso de capítulo en capítulo y simultáneamente crece la relación de la perfiladora y el detective que, además, enfrentan las primeras dificultades relacionadas con un hecho que Inger Johanne sufrió cuando estaba en Estados Unidos.