Roadkill, una cita con el mejor Hugh Laurie

Roadkill es una miniserie británica de apenas cuatro episodios que alcanzan para el reencuentro del espectador con la mejor versión de Hugh Laurie, un actorazo que la gente extraña desde los lejanos días de Dr. House y que desde entonces asumió algunos roles que no estuvieron a la altura de su talento,particularmente la inexpresiva Avenue 5.

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La historia fue escrita por el experimentado David Hare y ayuda a saciar el apetito de los amantes del thriller político, un género que tuvo sus momentos de gloria con House of Cards y Borgen. Precisamente en Roadkill, reaparece en un rol menor la danesa Sidse Babett Knudsen , la inolvidable primera ministra de la serie que hizo añorar a tantos argentinos esa casi idílica vida en Copenhague con funcionarios yendo a trabajar en bicicleta y parlamentarios preparados para cruzarse en la plaza con cualquier ciudadano.

Peter Laurence (Hugh Laurie) es el ministro de Transporte de una administración conservadora, un político con un carisma que pide a gritos un lugar de mayor brillo en el gabinete de Dawn Ellison (Helen McCrory) la ocupante de la estratégica sede del 10 de Downing Street que los productores eligieron perfilar con un peinado anacrónico a lo Thatcher, para subrayar alguna de las controvertidas medidas que adopta.

Ocurrente, irónico,pragmático, Laurence dispone además de una maravillosa herramienta para comunicarse con el electorado, un programa de radio semanal que le aporta una cuota de popularidad adicional y le facilita un ascenso rápido.Laurence empieza el relato acusado de un hecho de corrupción del que , aunque sale airoso,se mantiene como telón de fondo durante toda la historia y cuyas consecuencias se van intercalando con detalles significativos de la vida privada del ministro.

En el segundo de los cuatro capítulos disponibles en OnDirectTV , se puede ver la única referencia que hay en la seria a la Argentina, o mejor a un argentino que ganó fama en Inglaterra desde la dirección técnica. Laurence se baja de un taxi, hace unos metros, vuelve sobre sus pasos, le golpea la ventanilla al conductor y con actitud de conocedor le dice: "No, Pochettino no es la solución". No hay más aclaraciones pero, por supuesto, deben referirse a la mejor época del entrenador santafesino en el Tottenham, cuando sonaba como entrenador del Manchester United.

Además de las luchas intestinas y la corrupción como una acechanza inalterable, la historia familiar del ministro tiene un giro especialmente interesante que colabora para hacer más notoria su brevedad y justifica la espera de la  segunda temporada