¿Se puede vivir a sangre y fuego para ser "Una familia ejemplar"?

Por María Rosa Beltramo

El impacto global de "El juego del Calamar" hizo que Netflix, la plataforma que alojó una de las ficciones más vistas del 2021, incrementara la contratación de series coreanas.

Una de las últimas es "Una familia ejemplar", un policial clásico resuelto en 10 episodios al que su creador decidió reforzar con algunos planteos sobre la convivencia ,la responsabilidad parental y la perdurabilidad del amor.

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Así, la historia del profesor de letras que invierte tiempo y esfuerzo en convencer a sus alumnos de la conveniencia de leer Shakespeare, avanza cuando se topa con una fortuna inesperada pero se entrecruza con el derrumbe de su matrimonio, la enfermedad del hijo que necesita un trasplante y la adolescencia de la hija y su desconcierto por el clima doméstico.

Dong-ha (Jung Woo) es el docente que se desespera por conseguir fondos para la operación que reclama su niño cuando, de la nada, en un camino secundario que hay entre la Universidad y su casa encuentra un auto detenido y en su interior una bolsa repleta de dinero, estratégicamente ubicada entre los cadáveres ensangrentados del conductor y su acompañante.

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El protagonista de la historia no parece alguien que se preocupe especialmente por la plata, pero está obsesionado por la salud del hijo y sabe, en definitiva, que esa fortuna a su alcance parece una señal que no habría que ignorar.

La decisión de apoderarse del botín y enterrar los cuerpos lo llevará a transformar su propia vida y la de esa familia que algunos creen ejemplar pero que, en realidad, está atravesada por problemas que la ponen al borde de la disolución.

A punto de divorciarse de Kang Eunju (Yoon jin Seo) con la casa siempre en tensión por la crisis de pareja y la preocupación por la mala salud del hijo, el profesor queda de la noche a la mañana en el radar de la policía -alertado por él mismo cuando intenta averiguar cómo puede lavar dinero-, de una poderosa banda de narcotraficantes y de una superestructura que, nunca se sabe bien si está liderada por un narco más poderoso o por funcionarios de la policía y la justicia.

La narración evoluciona por buen camino porque mientras se oculta de unos y de otros y trata de cumplir con sus clases universitarias, siempre hay espacio para algún diálogo revelador con su mujer y, además, la policía ubica al padre del protagonista-ausente desde la niñez- para reinsertarlo en la familia y tratar de que aporte los datos imprescindibles que permitan recuperar el botín y saber qué ocurrió con los encargados de custodiarlo.

La calidad de “Una familia ejemplar” y el paraguas de éxito que significó “El juego del calamar” augura nuevas producciones procedentes de Corea del Sur. Lo más probable es que para mediados del 2023 el público argentino ya tenga en la lista de actores favoritos por lo menos un par de representantes de la escena coreana.