Susan Boyle, la millonaria que vive como desempleada

Por María Rosa Beltramo

Hija de un minero y una mecanógrafa, sin trabajo fijo y viviendo de changas, a sus 47 años Susan Boyle sorprendió al mundo 14 años atrás, cuando su voz se abrió paso en el programa de televisión Britain’s Got Talent y su imagen de ama de casa tímida dio la vuelta al mundo. 

Ahora es millonaria, ha tenido ingresos por 46 millones de dólares y es la propietaria de cuatro compañías, pero vive con sobriedad y rutinas mucho más parecidas a las que exhibía cuando era una desempleada que las que se esperan de una celebridad.

/Inicio Código Embebido//Fin Código Embebido/

Y Susan lo fue apenas el jurado del certamen televisivo la escuchó cantar “Yo soñé un sueño”, del musical Los Miserables. Primero los ingleses y después el resto del mundo amaron ese contraste perfecto entre la apariencia tan común de esa mujer callada y su capacidad infinita para enamorar con las canciones.

Ahora tiene 61 años, vendió los derechos a una editorial para que escriba su biografía y está esperando que se ajusten los detalles para la película sobre su vida, pero hace personalmente las compras y gasta unos 400 dólares por semana en lo básico para alimentarse.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Después de su consagración en la tele y cuando empezaron las giras interminables por Europa y Estados Unidos se compró una mansión con 5 dormitorios pero al poco tiempo transfirió la propiedad a una sobrina porque extrañaba su paisaje infantil y ahora vive en el mismo chalet donde transcurrió su niñez en Blackburn, West Lothian.

Susan vive sola. El amor le llegó a los 53, poco después de su fama global y repentina. Conoció a un médico de Connecticut antes de un recital en Estados Unidos. Para entonces la cantante ya tenía vocera, Nicola Phillips, y un mini ejército de asistentes.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

De pocas palabras, Susan dejó que fuera su portavoz la que brindara detalles de ese primer romance. “Se conocieron en un hotel de Clearwater (Florida) y ella está definitivamente feliz”, contó.

El romance no duró demasiado. La formidable cantante no era de trato fácil. Le diagnosticaron Asperger, un trastorno del espectro autista que dificulta la vida social. Para colmo de males, la fama repentina y el dinero, le arrimaron decenas de falsos amigos que querían aprovecharse de su bienestar.

Padeció además serios problemas familiares. Su hermano Gerry llegó a amenazarla con el suicidio si no le seguía dando dinero. Estuvieron un tiempo largo sin hablarse hasta que él la ayudó cuando ella sufrió un ataque de ansiedad en el aeropuerto de Londres.

Susan ahora está tranquila, disfruta moderadamente de la fama, espera que se filme la película sobre su vida y va al mercado un par de veces por semana. Igual que antes de ese programa que la catapultó a la fama, aunque ahora suelen rodearla los fanáticos que claman por una selfie.