Para Quentin Tarantino, Bambi "destrozó a muchos niños durante décadas"

Cualquiera que admire el cine de acción, está dispuesto a rendirle pleitesía a Quentin Tarantino, responsable de media docena de producciones que , a esta altura del desarrollo cinematográfico, son clásicos.

El realizador anda de gira por el mundo presentando a su libro "Meditaciones de cine" y recaló el fin de semana en Barcelona donde  sorprendió al señalar sin asomo de duda cuál es la película que realmente le dio miedo.

“Vi muchas películas perturbadoras, pero eso no significa que lo pasara mal, porque sabía que esas imágenes formaban parte de una historia”. 

Eso sí, si hay  una que  lo traumatizó profundamente: Bambi. “Ha destrozado a muchos niños durante décadas. Yo no estaba preparado para el incendio del bosque ni la muerte de la madre del cervatillo”, explicó Tarantino sembrando inquietud en una sala en la que muchos optaron por reírse a raíz del contraste absoluto entre la película animada de Disney y , por ejemplo, Pulp Fiction.

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Sin embargo es real que  hay pocas cosas tan conmocionantes para un espectador-especialmente si es niño como ocurre con casi toda la producción de Disney-que  enfrentarse a la muerte de la madre del personaje protagónico.

En el libro que está presentando  estos días, Tarantino asegura que ha concurrido al cine desde muy pequeño, llevado por su madre que le permitía ver , incluso, películas prohibidas.

. "Llegado un punto, al tomar conciencia de que yo veía películas que otros padres no dejaban ver a sus hijos, pregunté a mi madre al respecto. -Quentin -dijo-, a mí me preocupa más que veas las noticias. Una película no va a hacerte daño. ¡Así se habla, Connie, !", explica en el  libro.

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Pero volviendo a "Bambi", el director  sostiene que " incluso más que la dinámica psicológica de la trama, el inesperado giro trágico de la película fue lo que me causó tal conmoción. Los anuncios de televisión no ponían de relieve la verdadera naturaleza de la película. Por el contrario, se centraban en las travesuras de los entrañables Bambi y Tambor. Nada me preparó para el desgarrador giro en los acontecimientos. Recuerdo que mi pequeño cerebro exclamó el equivalente en un niño de cinco años a: «¿Qué  diablos  está pasando aquí?». Creo que, si hubiese estado más preparado para lo que iba a ver, lo habría procesado de manera distinta"