Aerolíneas: quemar dólares para impedir que haya empresas

Adrián Simioni

El gobierno no pierde oportunidad de consolidar el monopolio de los pelones de Aerolíneas Argentinas.

Apenas asumió Alberto Fernández se puso al servicio de los sindicatos que se apropiaron de la empresa para eliminarles toda competencia privada. Aún así, contra la pandemia, contra la discriminación regulatoria y financiera, algunas pocas empresas privadas sobreviven.

Pero el gobierno y Aerolíneas Argentinas les siguen haciendo la guerra. Es el caso de Jet Smart, por ejemplo. La empresa quiere traer un nuevo avión para comenzar a volar, a partir del 1 de octubre, desde Buenos Aires a Jujuy y a Comodoro Rivadavia.

Pero el plan se le complica. Jet Smart no consigue que el gobierno le encuentre un lugarcito en Aeroparque para que su avión opere desde allí. Como ya les cerraron a las privadas el aeropuerto de El Palomar, la única alternativa que tendría Jet Smart sería volar desde Ezeiza. Pero claro, no es competitivo no es competitivo en precio y tiempo. Si llegás a Ezeiza con Jet Smart desde Jujuy te tenés que tomar un taxi costoso y lento para llegar al centro. Siempre vas a preferir llegar desde Jujuy con Aerolíneas Argentinas a Aeroparque, que te queda a 5 minutos del microcentro.

En Aeroparque sobran los lugares. No sólo porque lo ampliaron. Sino porque ya lograron que LAN se fuera del país y quedaron liberados todos los lugares que usaba LAN para sus vuelos de cabotaje.

La única razón para negarle el espacio a Jet Smart es que Aerolíneas Argentinas no pueda ser comparada con nadie. Que no haya un espejo en el cual se vea, inevitablemente, la vergüenza.

Sería insoportable para Aerolíneas Argentinas que en el país vuelva a haber empresas privadas que compren sus aviones con su propia plata, que paguen los sueldos de sus empleados sin subsidios y que, en lugar de costarle miles de millones de dólares al Estado -como Aerolíneas- le paguen impuestos al Estado.

De hecho, Alberto Fernández acaba de firmar un DNU por el que, en los hechos, el Estado se hace cargo de 166 millones de dólares que Aerolíneas no puede pagar. Desde su estatización en 2008, la sociedad argentina le ha regalado a la aerolínea estatal más de 6.500 millones de dólares, que es como haberla comprado un montón de veces, una y otra vez.

Y así seguimos. Argentina es un país demente que no puede parar de premiar a los peores y castigar a los mejores, que no puede parar de quemar dólares para impedir que haya empresas de verdad.