Alberto está en Narnia, pero desde el 2013

Adrián Simioni

Alberto Fernández nunca para de sorprendernos. Ni siquiera cuando no está, cuando deja el gobierno. Como ya todo el mundo sabe, el presidente intermitente de la Argentina se comunicó con Alejandra Sempe, una de las comerciantes saqueadas por vándalos en Banda Norte, un barrio de Río Cuarto, en la noche del domingo.

El presidente designado y desactivado por Cristina Fernández, según la comerciante, le transmitió su “acompañamiento” y además le ofrecieron mantener una entrevista con ella ”donde pueda plantear las necesidades de los comerciantes y los reclamos que vienen planteando”.

La cuestión es bastante alucinante. En primer lugar, porque es de una demagogia bochornosa la actitud de Fernández. Él sale a comunicarse personalmente con una víctima en una acción que no conduce a nada excepto a mostrarse presente y atento para anotarse un poroto en las redes. Y, mientras tanto, su gobierno es incapaz de contactar al gobierno y a las fuerzas de seguridad cordobesa. Como muy bien calificó el diputado schiarettista Carlos Gutiérrez la acción de Alberto es “vergonzosa”, “oportunista” y “miserable”.

También es idiota. Muestra que el presidente ni siquiera tiene la menor idea de lo que sucedió en Córdoba en diciembre de 2013, cuando el tercer gobierno K dejó en banda a una ciudad sin policía para que fuera banquete de los saqueadores. El cuarto gobierno K repitió el gesto. Uno nunca sabe si Alberto es o se hace.

Hay algo peor en esta anécdota. Hoy, finalmente, el ministro de Seguridad de la Nación (que debería llamarse ministro de Seguridad del Conurbano), Aníbal Fernández, se enteró de lo que pasó en estos días en Mendoza, Córdoba y otras provincias que, para ellos, deben ser rumanas. Y entre otras cosas negó que estos robos colectivos sean “saqueos” porque, dijo, “no hay una problemática social”. “La actitud es generar un acto delictivo que traiga más confusión”, agregó. La confusión la pone él: ¿al final qué quieren los vándalos? ¿robarse un fernet o generar confusión?

Más importante: si son sólo delitos, ¿por qué Alberto llama a una de las víctimas? ¿el presidente está tan al cuete que va a empezar a llamar a cada almacenero que es asaltado en la Argentina? ¿O es que llamó a Alejandra Sempe porque acá hay algo más que un delito más?

Sería importante que el presidente y sus ministros, si es que aún constituyen algo parecido a un gobierno, se pongan de acuerdo. Y luego, que empiecen a conocer el país que dijeron que gobernaban. Y dejen de vivir en Narnia o de fingir demencia de una buena vez.