El escenario de Guzmán va perdiendo el decorado

Adrián Simioni

El ministro Martín Guzmán había empezado el año con cuatro apuestas. Si se le daban, iba a poder bajar el gasto público y el déficit. Y entonces no iba a ser necesario emitir tanto dinero y la inflación podría bajar.

Una apuesta era subir las tarifas para gastar menos en subsidios al gas y la luz. Pero ya pasó un tercio del año y el kirchnerismo le impidió hacer eso. No salió.

Otra apuesta era tomar prestado dinero en lugar de emitirlo. Funcionó al principio. Pero ya el mes pasado no consiguió todos los préstamos que pidió, porque la tasa que ofrece quedó chica en comparación a la inflación.

Otra apuesta era moderar el gasto público. Pero entre el nuevo IFE que largó el presidente y los mayores gastos en planes y jubilaciones que le está imponiendo por ley el kirchnerismo desde el Congreso, Guzmán tiene que gastar más de 350 mil millones extras que no tenía previstos.

Finalmente, su gran apuesta era que la economía creciera y que con eso creciera mucho la recaudación. Bueno: la mala noticia es que el crecimiento se está frenando. En marzo la industria cayó casi 2% respecto de febrero, cortando una buena racha. Y la construcción se frenó 4,1%, también respecto de febrero. Y la falta de dólares para la importación de insumos y combustibles abre un enorme interrogante sobre el ritmo de la economía.

El ministro empezó el año con un escenario en el que había luces, telones, maquetas, utilerías y decorados. De todo eso, va quedando cada vez menos.