Éxodo argentino: una ayudita para Cafiero

Adrián Simioni

El éxodo de gente joven y no tan joven al exterior ya es materia de campaña electoral. El tema saltó de las mesas familiares, en todas las cuales está el hueco de alguien que se fue, y pasó a la discusión política.

La oposición lo adjudica, no sin razón, a la hecatombe económica argentina. Macri puso el dedo en la llaga: "El éxodo que hubo en este último año y medio no se vio nunca en la historia".

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El kirchnerismo hace lo de siempre. En lugar de asumir la responsabilidad -al fin y al cabo gobernaron 14 de los últimos 18 años- se sube a la lomita moral. Ellos son los buenos y los demás son sádicos que provocan la fuga y la disfrutan. Dijo Cristina Fernández: “Creo que en el fondo no creen y no quieren a la Argentina. En realidad odian a los argentinos”. Kirchneristas de segunda línea olieron sangre y ya salieron a calificar de "nazis" a los opositores porque supuestamente "odian al país".

El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, también habló del nuevo exilio y encontró culpables. Y aprovechó para descalificar a los que se van: "Son argentinos que se van a trabajar en cosas que aquí no estarían dispuestos a trabajar".

Si Cafiero ocupara el lugar que ocupa no por su apellido peronista en nuestra democracia cada vez más hereditaria, sino por alguna sagacidad intelectual, podría hacerse algunas preguntas.

Una, de cajón, es por qué hay, como dice él, argentinos que se van a trabajar en cosas que aquí no estarían dispuestos a trabajar. Tal vez la respuesta más obvia es que en Argentina sencillamente no se puede trabajar.

Puede que sea porque se espanta la inversión con impuestos y patotas sindicales y entonces no hay buenos empleos. O porque se licúan los salarios con la inflación, que encima impide ahorrar. O porque las leyes laborales de los años 50 condenan a los jóvenes a trabajar en negro. O por un millón de razones. Están los jóvenes que exportan servicios a los que el Banco Central les afana la mitad de los pesos si les depositan sus dólares en un banco local. Están los jóvenes del interior que crecieron sin caminos porque la riqueza se sigue yendo al conurbano que vota a CFK. Están los que tienen que pagar un par de zapatillas como oro para que dos millonarios protegidos las armen acá pagando sueldos miserables. Están los jóvenes a los que les afanan el celular en todas las esquinas y lo tienen que reponer a precio de locos porque Argentina hace 10 años que no puede vivir sin un cepo cambiario que no existe en ninguna otra parte.

Si Cafiero quiere hacer algo al respecto, ahí tiene una lista.

Y le damos una pista. La flagrante mayoría de argentinos que se van parten a Estados Unidos, a Europa, a Israel. No van a las autocracias de Cuba, Irán, Rusia, Venezuela o Nicaragua con las que se asocia el gobierno K, y con las que nos vamos asimilando.

Para que los argentinos dejen de irse habría que probar con hacer un poco de lo que esos argentinos desean y eligen con los pies. Háganlo Cafiero, ustedes que son tan, tan buenos y no odian a nadie.