Flavio, Paloma, Santi y "El Kun" versus la realidad paralela

Adrián Simioni

Hay como una rebelión ciudadana en marcha. No es violenta, es pacífica. No se hace golpeando ollas, la están haciendo personas sin cargos ni funciones públicas que simplemente ejercen su libertad de opinar y actuar. No está organizada. Y sin embargo, cada uno de ellos está destruyendo la realidad paralela en la que viven el poder político y sus burocracias estatales.

Flavio Mendoza usa el cierre de su espectáculo en Carlos Paz para estampar un juramento. "No te la perdono nunca más", le dijo al gobierno nacional que le impuso una cuarentena absurda. Mendoza -y cientos de miles como él- no vive de un sueldo de ñoqui. Saben lo que es el riesgo de quiebra. Saben que no trabajar es hundirse en la miseria. Y no van a perdonar a quienes creen que todos viven, como ellos, de arriba, en un mundito mullido de depósitos automáticos del 1 al 10 en la cuenta del banco.

La bailarina Paloma Herrera hizo parecido. Con un portazo. Renunció a dirigir el Colón y le dijo al gobierno porteño que cuando un bailarín se transforma en empleado público, se acaba el baile. Un sólo gesto basta para derrumbar el verso del Estado presente, otra realidad paralela con becas de por vida bancadas por contribuyentes asfixiados.

No faltó el Kun Agüero, otro traidor de clase para el kirchnerismo, porque osó ejercer su libertad y su enorme capacidad de comunicación para dejar expuesta una ridiculez: meterte un segundo impuesto sobre lo que lograste ahorrar después de pagar todos los otros impuestos, incluido el primer impuesto sobre lo que lograste ahorrar, que ya existe.

Y llegó Santi Maratea, el influencer de las redes que en un fin de semana juntó tanta plata para Corrientes como la que mandó el "Estado presente" a la provincia incendiada en tres semanas. Un Estado que en tres semanas le cobra al agro, sólo por retenciones, 50 mil millones, pudo arrimar a Corrientes apenas 200 millones para los arrozales, las forestaciones y los rodeos diezmados, porque está muy ocupado bancando trenes gratis para que sus votantes de La Matanza a Mar del Plata. También sobre este chico que sin quererlo exhibió la ineptitud y el derroche llegó el castigo: miles de progres lo destrozaron por atreverse a ir por fuera del Estado. Viven en Marte pero no lo saben.

Son todos ciudadanos comunes. Lo que tienen lo hicieron por sí mismos. No los acomodó nadie. Trabajan de verdad, con una mezcla de talento y esfuerzo. Y están diciendo cosas. Hablando desde el otro lado de la pared, fuera del mundito virtual y acolchado en el que siguen aislados políticos y funcionarios; que están perdidos, hablando otro idioma, y ya ni pueden entender lo que les están diciendo, todos los días, Flavio, Paloma, Santi, el Kun y miles de personas fogueadas en el mundo real.