Inseguridad: la hiperinflación de los gobernadores
18/02/2025 | 13:54Redacción Cadena 3

Todo esto sucedió en Córdoba en las últimas 48 horas. Pasan cosas similares en otras provincias. Pero vamos al ejemplo de Córdoba
1- En un asalto callejero, motochoros balearon a una empleada de una estación de servicio de barrio Los Boulevares. La chica estaba sentada. Aparecieron dos tipos en una moto y directamente le pegaron un balazo en la pierna para robarle el celular y rajaron. Nadie detenido. La chica está internada.
2- Después, hubo una pelea entre dos bandos en Talleres Sur. Nada menos que 21 balazos, plena calle. Murió un hombre de 40 años. Tampoco hay detenidos.
3- En Villa Revol, un señor decidió estampar su auto contra un árbol para sacarse de encima a un tipo que se le colgó de la ventanilla para robarle el coche. El agresor huyó, nadie detenido.
4- En barrio Miralta, seis asaltantes se bajaron una Fiorino para robarle a un señor de 67 años. Un vecino de 74 salió a defenderlo. Los agresores huyeron, pero antes le metieron tres puntazos al defensor, que está internado con estado reservado.
5- Mientras, sigue el debate luego de que vecinos de barrio General Mosconi decidieran autoprestarse el servicio de seguridad y golpearon y redujeron a un tipo que había asaltado una verdulería y lo entregaron a la Policía. Al borde del linchamiento, fue todo; una cosa peligrosísima. El ladrón, de 38 años, ya había sido condenado por robo hace dos años.
De toda esto, el único detenido es el que capturaron los vecinos. No la Policía.
¿Por qué lo traigo a cuenta? Porque el Estado tiene funciones esenciales, dos de ellas absolutamente básicas. Una es proveer una moneda razonable, que es el símbolo de una economía mínimamente estable sin la cual no se puede frenar la pobreza, ni ahorrar, ni invertir, ni prosperar. La otra es tener el monopolio de la violencia, garantizar una base mínima, básica de seguridad para poder vivir.
Y las dos cosas coinciden con las demandas más agudas de la sociedad: el fin de la inflación y el fin de la inseguridad.
En la Argentina, aunque algunos gobernadores no se hayan enterado, las cosas están organizadas de tal modo que a la moneda razonable la debe garantizar la Nación, porque de ella depende la política macroeconómica. Y a la segunda, a la seguridad, la tienen que garantizar las provincias, que para eso manejan los jueces y fiscales, las Policías y los servicios penitenciarios. Por supuesto, la Nación y las provincias están relacionadas. Pueden colaborar o obstaculizarse entre sí. Y la economía determina la inseguridad y la inseguridad influye sobre la economía.
Pero los roles, responsabilidades y obligaciones están clarísimos. Así que si Llaryora en Córdoba, Pullaro en Santa Fe o Kicillof en Buenos Aires creen que la política macroeconómica debería ser otra, si creen que tiene que haber más Estado o menos, más o menos subsidios, todo bien. Pero sería genial que se les ocurriera una buena idea de fondo y lograran ejecutarla. Cada uno sabrá. La papa caliente que tienen en la mano y que es su obligación resolver es la inseguridad. Las legislaturas, los poderes judiciales, las policías y los servicios penitenciarios tienen que hacerse cargo. Antes de que cada vez más gente empiece a tomar la cuestión por mano propia –como en una híper, cuando repudia el peso y se refugia en arroz y aceite- y nos transformemos en una verdadera tierra de nadie. La hiperinseguridad es a las provincias lo que la hiperinflación es a la Nación. No se puede vivir con ninguna de ellas. El gobernador que se duerma, va a ser cartera.