Las desventuras del Che Fernández en Los Ángeles

Adrián Simioni

No tendrá mucho talento actoral Alberto Fernández. Pero hay que reconocerle el esfuerzo que pone en tratar de decir lo que él cree que a Cristina Fernández le gustaría escuchar. Es lo que hizo en la Cumbre de las Américas.

La faltó calzarse la boina del Che. Y no dudó en cuestionar la política de Estados Unidos hacia Cuba. A Joe Biden se le deben haber erizado los pelos cuando lo escuchó criticar los embargos estadounidenses a Cuba y Venezuela. Sobre todo porque Alberto los llamó “bloqueos”, adoptando el término que pretenden imponer Cuba y la izquierda procubana. Es ante todo un error. No hay bloqueo de Estados Unidos a Cuba. No hay barcos sitiando puertos ni nada que se le parezca. El gobierno de Estados Unidos sólo restringe el comercio de empresas de ese país -y en algunos casos de filiales de sus empresas en otros países- con Cuba por un conflicto de 60 años y que Cuba inició al confiscar sin indemnización propiedades de ciudadanos estadounidenses.

De todos modos, el embargo tiene tantas excepciones y agujeros que Estados Unidos es, por lejos, el mayor exportador de alimentos a la isla.

Es más: si Fernández quiere jugar al Che, nada impide a empresas argentinas vender lo que quieran a Cuba. La dictadura de allá y hasta los macristas de acá han hecho decenas de “misiones comerciales” en las últimas décadas donde siempre hay más charlatanería que órdenes de compra. Porque es inviable para cualquier país comerciar con Cuba.

Las razones son dos y no tienen que ver con el embargo. Una es que el paraíso socialista disfuncional de Cuba no produce nada. Así que no tiene nada que comerciar con los demás excepto ron, tabaco y médicos semiesclavos. Su capacidad de compra se limita a los dólares que le dejan los turistas y las remesas. La otra es que Cuba no paga: a la Argentina le debe miles de millones de dólares en default desde los años 70.

No quedó ahí lo del Che Fernández. Le recriminó a Biden la ayuda que, según él, Donald Trump, le dio a Macri. “La intervención de Trump ante el FMI fue decisiva para facilitar un endeudamiento insostenible en favor de un gobierno argentino en decadencia”, dijo Alberto.

Parecen palabras pensadas para aplicarle al propio gobierno en decadencia de Alberto. Porque, al igual que Macri con Trump, Alberto necesita que por favor Biden avale en el directorio del FMI la vista gorda que están haciendo los técnicos del organismo para aprobar las metas del acuerdo, de modo que el Fondo le siga prestando plata con la cual cancelar vencimientos de deuda. Macri hizo lo mismo. Pero sin fumar puros y sin calzarse la boina. Hasta la victoria siempre, Guille. Buen finde para todos.