Los cubanos ya no comen vidrio
23/05/2022 | 14:14Redacción Cadena 3

Cuba está en una situación extrema. Los apagones se multiplican. Los alimentos son cada vez más escasos. Pero tienen una esperanza. Al menos eso dice la prensa oficial, que publicita un convenio que acaba de firmar el gobierno cubano con el vicejefe de Gabinete de Argentina, el segundo de Manzur, Jorge Neme.
Argentina le proveerá a Cuba know how para hacer siembra directa y otras tecnologías para que Cuba multiplique su producción. Los medios cubanos están diciendo que empresas argentinas van a producir en Cuba. Imaginan que un ejército de Gustavos Grobocopateles.
El propio Neme dijo que el acuerdo es para que "empresarios argentinos puedan producir en tierras cubanas que están incultas por falta de inversión y tecnología y así entregar en el mismo suelo cubano, los productos que hoy importan".
Es raro. Fíjese que ni Cuba pide ni Argentina ofrece la "economía popular" que vende acá el Movimiento Evita, ni las tomas de tierras que alientan los Juan Grabois para sus campesinos con subsidio, ni las expropiaciones que excitan a otros izquierdistas radicalizados. Mucho menos les hemos ofrecido a los cubanos una Empresa Nacional de Alimentos como la que sueñan imponer acá todos los mencionados. Tampoco ofrecimos ningún cultivo orgánico de esos que no usan glifosato, eso que acá el ministro argentino de Ambiente, Juan Cabandié, ha llamado "veneno".
Nada de eso. Los cubanos necesitan alimentos. Y no verso. Así que se ilusionan con empresarios, no campesinos, que hagan siembra directa porque ahorra muchísima maquinaria y gasoil y que sólo tiene sentido si se hace con granos genéticamente modificados y glifosato.
Es más: los cubanos son los mayores expertos en los versos que los demagogos argentinos sólo venden adentro, para la gilada.
Antes de la revolución castrista de 1959, Cuba no sólo se autoabastecía sino que exportaba alimentos. Pero la revolución confiscó a los productores y la tierra fue a empresas estatales y cooperativas. La agroindustria fue estatizada por completo. Es decir, hicieron hace 60 años todo lo que sueñan hacer acá los demagogos más radicalizados del kirchnerismo. Pero, claro, los cubanos jamás invirtieron en tecnología. Retrocedieron a la productividad de la edad media. Hoy más de un tercio de las tierras cubanas están abandonadas, invadidas de marabú, una plaga espinosa que copa las tierras que dejan de trabajarse.
Tal vez por eso ahora los cubanos, que necesitan salir de toda esa miseria autoinfligida, no tienen el menor interés en que los asesoren los Grabois. Ellos quieren hablar con los Grobocopatel. No tienen qué comer, pero no comen más vidrio. Ya comieron demasiado en 60 años de fracaso estatista.