Lula, más cerca de sacarnos del atraso que cualquier otro

Adrián Simioni

Para mañana la agenda periodística va a estar re-caliente. La sentencia por el caso Cristina Fernández copará todo. Pero al mismo tiempo en Montevideo va a pasar algo también importante. Allí el Mercosur va debatir si acelera para firmar tratados de libre comercio con el resto del mundo.

Brasil, Argentina y Paraguay van a contener los impulsos de Uruguay, que amenaza sacar los pies del plato para firmar libre comercio con quien le convenga, como Chile. Uruguay está harto del proteccionismo del Mercosur.

Pero el tema también es clave para la Argentina. Argentina es el país más proteccionista del bloque. Quiere seguir encerrada en ese pequeñito club de cuatro países chicos porque teme abrirse al mundo, competir, tener que cerrar o reformar muchas de sus industrias más atrasadas para que puedan florecer otras que son competitivas. Por ejemplo, el vino mendocino tiene problemas para entrar a China porque, como Argentina no tiene libre comercio con China, tiene que pagar altos aranceles. Entonces, a los chinos les conviene comprar vinos chilenos, que no pagan aranceles porque Chile sí tiene libre comercio con China.

Durante décadas Brasil compartió esta idea argentina. Pero desde que Brasil liquidó la inflación, en aquel país las empresas pudieron invertir y modernizarse. Son competitivas. Tienen grandes empresas de nivel mundial. Y ya no tienen miedo.

Brasil le va a meter para adelante. Sobre todo con la Unión Europea. Brasil quiere bajarles aranceles a los europeos con tal de exportar miles y miles de millones de euros en alimentos y otras cosas a Europa. Argentina debería querer lo mismo. Pero el gobierno kirchnerista, aliado a los sectores industriales más proteccionistas y atrasados, no quiere.

Con Bolsonaro, el acuerdo Mercosur-Unión Europea se había frenado, porque Bolsonaro no estaba dispuesto a comprometerse en las exigencias de Europa de proteger el ambiente del Amazonas. Pero Lula, que está por asumir como presidente, acaba de ratificar su intención de acelerar el acuerdo con Europa. Algo que ya había dicho en la campaña electoral. Mañana veremos si la Cancillería brasileña todavía sigue haciendo lo que le pide el presidente Bolsonaro o si ya empieza a apurar el tránsito de Lula al libre comercio.

Si pasa lo segundo, podremos decir que Lula empezó a hacer mucho más que cualquier otro en las últimas dos décadas por sacar a la Argentina del atraso.