Orwell vive: nuestra pequeña reescritura de la historia del día

Adrián Simioni

En la mañana de este lunes Gendarmería Nacional recordó el atentado que el 28 de agosto de 1975 sufrió un avión militar Hércules, con un saldo de 5 muertos y decenas de heridos.

Aquel avión debía llevar a 114 gendarmes de Tucumán a San Juan, en el marco del Operativo Independencia, ordenado por escrito por el gobierno peronista en febrero de 1975. Argentina estaba en plena democracia pero organizaciones terroristas como Montoneros y el ERP secuestraban, asesinaban y detonaban a diario con el fin de imponer sus planes políticos, que la población no había votado. Eran golpistas.

Al atentado se lo atribuyó -lo festejó- Montoneros. Su comando Marcos Osatinsky puso 160 kilos de explosivos bajo la pista, en un lugar calculado expresamente para que detonara debajo del avión justo cuando este levantaba vuelo. El objetivo fue producir el mayor daño posible. Y fue un éxito. Murieron los gendarmes Juan Argentino Luna, Evaristo Gómez, Marcelo Godoy, Pedro Yáñez y Juan Riveros. Y también murió, asfixiado, Raúl Remberto Cuello, que salió ileso pero volvió varias veces al avión a rescatar compañeros... hasta que no volvió más.

El atroz atentado fue cometido en plena democracia, contra fuerzas de seguridad que seguían a pie juntillas órdenes escritas del gobierno constitucional y democrático que los propios terroristas de Montoneros habían puesto en el gobierno.

Si se va a conmemorar este hecho, esas circunstancias merecerían un recuerdo, una mención estruendosos. Pero no es así.

Las invitaciones formales cursadas por el comandante de Gendarmería Gabriel Calleja calificaron al atentado como "accidente" y a los gendarmes terroristas -algunos de ellos indemnizados- cada vez que pueden a través de su infinita red financiada por fondos públicos.

La conmemoración de la Gendarmería consistió en apenas una misa (que dicho sea de paso debería dejar de ser el procedimiento oficial en un país donde rige la libertad de culto). El Hércules parece haber caído por alguna maldición divina.

Gendarmería aseguró ante nuestra consulta que la confusión entre "atentado" y "accidente" había sido por error. Lo cual ya dice mucho. Y nos dijo que en Facebook había un video institucional en cuya presentación también se había escrito "accidente", pero que luego, ante la reacción de muchos seguidores, se corrigió por "atentado". Eso sí: el video se limita exclusivamente a mostrar las fotos de los cinco gendarmes muertos. El que lo vea no sabrá jamás quiénes, cómo, cuándo y por qué los asesinaron. Es la Nueva Historia Argentina, reescrita todos los días sin vergüenza por sus propios dueños.