Qué pasa con los jubilados (y los trabajadores activos) si sale la Ley Bases

Adrián Simioni

La Ley de Bases tiene importantes implicancias para los jubilados nacionales. No sólo por la ley en sí, sino porque la oposición "K" en Diputados y en el Senado, con una mayoría de radicales y de peronistas no "K" que están actuando como furgón de cola de Cristina Fernández, están manejando los tiempos para impedir que Milei pueda vetar la ley jubilatoria a la que los diputados opositores ya le dieron media sanción. Así que hay que analizar las dos leyes juntas. Vamos por partes.

La ley Bases termina con las moratorias que permitían jubilarse a los 60 a las mujeres y a los 65 a los hombres con la mínima a quienes nunca trabajaron ni aportaron cobrando la mínima sin importar si tiene otros ingresos o si cobra otros beneficios como una pensión por viudez. En lugar de eso, establece una pensión parecida a la PUAM (que equivale al 80% de la jubilación mínima que crece en la medida en que el beneficiario haya aportado alguna vez sin llegar a los 30 años de ley) y que puede recibirse desde los 65 años sean hombres o mujeres. Aunque eso podría quedar eliminado a instancias de senadoras como la cordobesa Alejandra Vigo, del team Llaryora.

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La ley jubilatoria de los diputados –que Milei quiere vetar pero no podría vetar si es que quiere que le aprueben la ley Bases- implica un aumento extra de 8,1 por ciento para todos los jubilados. También sube la jubilación mínima (sólo la mínima) para llevarlo al costo de la Canasta Básica del Adulto Mayor, lo que hoy implicaría un aumento extra de 9%. Además, todos los meses de marzo de cada año se aumentarían las jubilaciones si en el año anterior los salarios subieron más que la inflación. Por ejemplo, si un año los salarios subieron 15% y la inflación subió 10%, las jubilaciones subirían un 5% por arriba de la inflación. Esto implica que tendencialmente las jubilaciones subirían siempre por arriba de la inflación.

Además, la Anses tiene que ceder parte del IVA, Ganancias e impuesto País que recibe a las cajas previsionales de las 13 provincias que no las transfirieron.

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Como se ve, a los jubilados, al menos a los que nunca trabajaron ni aportaron, les conviene la estrategia de la oposición K seguida de radicales y peronistas comandados por Cristina Fernández.

Ahora veamos el otro lado de la moneda: qué pasa con los activos, toda la gente que trabaja, los no jubilados. La estrategia opositora implica aumentar el gasto real de la Anses por encima de la inflación y, a la vez, restarle recursos. Es decir, ampliar el déficit de la Anses, que habrá que cubrir con más impuestos, con recortes de otras partidas del Estado (obras públicas por ejemplo, que afectan a grandes sectores como la construcción) o directamente con emisión y, por lo tanto, con inflación. A cualquiera de esas alternativas las tendrán que pagar los activos, quienes hoy están trabajando -empleados o por cuenta propia, en blanco o en negro- y que ya tienen completamente licuados sus ingresos. La oposición de kirchneristas, radicales y peronistas que hasta ahora no estaban alineados con Cristina Fernández se van a hacer otra vez los buenos regalando jubilaciones con la plata de los que trabajan.

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