Qué semanita de locos, y eso que no hablamos de la luz

Adrián Simioni

Tremenda semana termina. Una garúa tenue nos sacó las sierras del horno esta mañana, en una temporada de incendios que se anticipó peligrosamente. En el mundo asistimos a la pesadilla afganos que prefieron caer de las alas de un avión a las que se habían trepado antes que ser asesinados de algún modo por los talibanes. Y en Buenos Aires Alberto Fernández se apresta a anunciar una paternidad que le ayudará a gerenciar el escándalo de Olivos. Mientras, sus abogados evalúan denunciar a una de las invitadas de Fabiola por haber divulgado fotos. Es increíble que la Presidencia siquiera evalúe semejante violación de derechos. Es lo único que le falta al festival de hipocresía y pusilanimidad que hubo en Olivos.

Pasaron tantas cosas que quedaron muchas en el tintero. Entre ellas algunas que van a acentuar la brutal discriminación que sufre el interior del país.

El Ente Regulador de la Electricidad, el Enre, y la Subsecretaría de Energía de la Nación, en manos del cristinismo duro, le han "pedido" al Ministerio de Economía, manejado por los restos del naufragio albertista, que les dé un subsidio directo y exclusivo a sólo dos distribuidoras del país, Edenor y Edesur, por 45 mil millones de pesos al año.

Edenor y Edesur reparten la luz en el Gran Buenos Aires, es decir, en la Capital Federal y el conurbano bonaerense. Y allí el kirchnerismo se ha negado a aumentar la electricidad, como han tenido que autorizarlo los gobernadores del resto del país. Un eslogan de la campaña oficialista allí es "vos sabés que no te subimos las tarifas".

Para Cristina Fernández, Máximo Kirchner, Axel Kicillof, Sergio Massa y demás miembros de la banda discriminadora del interior, ganar las elecciones por amplio margen en el Conurbano es vital, entre otras cosas para terminar con las investigaciones judiciales por corrupción.

Eso sí: con esas tarifas no hay manera en que Edenor y Edesur cubran sus costos. Ya dejaron de pagarles a las generadoras que producen la energía que ellas reparten. Pero pronto ya no podrán pagar ni siquiera sus propios gastos. O sea: pronto todos los habitantes del interior estaremos pagando los sueldos de Edenor y Edesur. El chiste, si se concreta, nos va a costar 45 mil millones de pesos a los intranjeros, los extranjeros que vivimos en el interior y que pagamos nuestra propia electricidad y, además, la de los ciudadanos de primera que viven en el Conurbano. Para darse una idea, 45 mil millones de pesos son tres cuartas partes del presupuesto anual total de la Municipalidad de Córdoba, la segunda ciudad del país.

Yo sé que es una sólo una mancha más en el tigre. Sí. Pero es vergonzosa, como la de todos los demás servicios mal llamados públicos que son semigratis en el Amba e inexistentes en muchos lugares del resto del país.

Ahí tienen un extraordinario tema de campaña los candidatos a diputados desde Mendoza hasta Entre Ríos, desde La Pampa hasta Tucumán, pasando por Córdoba y Santa Fe. Si es que logran atravesar una agenda mediática que también, por supuesto, está colonizada por lo que sucede 60 kilómetros a la redonda del Obelisco.