Revolución tecnológica en Argentina: Kicillof descubrió el túnel del tiempo

Adrián Simioni

Hace décadas que la enorme mayoría de los políticos argentinos gastan cada vez más. Nunca pueden parar. Incluso si terminan generando más pobreza que la que dicen que reducen gastando pesos sin respaldo. Son adictos. Y, como los adictos, el ingenio se les agudiza cuando sufren síndrome de abstinencia.

El caso de Axel Kicillof es emblemático. Ante el ajuste que tiene que hacer su provincia como parte del aparato estatal argentino se puso a ver, como siempre, cómo sacarle aún más plata a la sociedad en lugar de ver cómo puede funcionar su gobierno gastando menos.

Y descubrió nada menos que el túnel del tiempo. Un vórtice del tiempo fiscal. Ahora en marzo, va forzar a contribuyentes bonaerenses a introducirse en un portal energético que los va a teletransportar hasta octubre de este año por un rato. Sería la envidia del Señor Spock, aquel personaje de Viaje a las Estrellas. Una verdadera revolución tecnológica nacida en La Plata y destinada a cambiar el mundo. Tiembla Elon Musk.

En ese ratito de marzo, industrias, empresas y grandes contribuyentes van a tener que pagar los anticipos del Impuesto a los Ingresos Brutos –sí, ya tenían que pagar por adelantado- que debían abonar en octubre, pero, además, multiplicados por cuatro.

Kicillof espera recaudar 155 mil millones de pesos de un saque. La Unión Industrial Argentina ya puso el grito en el cielo. Consideran “grave” a la decisión y le recuerdan a Kicillof que sus empresas enfrentan una recesión, como para andar pagando alegremente impuestos por adelantado, encima pésimos impuestos, impuestos antiproducción como Ingresos Brutos.

Pero el Señor Spock de las pampas no parece inmutarse. Ni preguntarse qué va a hacer a fin de año, cuando ya haya quemado el dinero adelantado y no quede nada por cobrar. ¿Meterá a todos los contribuyentes de prepo de nuevo en el túnel del tiempo para cobrarles por adelantado los impuestos de todo 2025 y eventualmente de 2026?

Lo más curioso es que Kicillof siempre es la voz cantante contra cualquier endeudamiento. Se ve que en el sistema solar donde él navega cobrar impuestos por adelantado no es una forma de endeudamiento; no es tomar dinero por adelantado para consumirlo antes.

En todo caso, se confirma lo que ya sabemos: la enorme mayoría de los políticos argentinos son malos y caros. Sólo saben gobernar si tienen mucho dinero para comprar votos, para alimentar la costosa maquinaria estatal de ñoquis y acomodados, de contratos multimillonarios por servicios de dudosa necesidades, de mafias tipo Chocolate que los ayudan a conservar su poder. No tienen pasta de líderes capaces de liderar un proceso de austeridad y ahorro. Son adictos al gasto. A tal punto de que son capaces de inventar hasta el túnel del tiempo con tal de seguir firmando cheques disparatados.