Un pueblito aquí, una empresa allá, y una fórmula de prosperidad

Adrián Simioni

Recientemente tuve la oportunidad de visitar el interior de la provincia de Córdoba, concretamente Freyre, una localidad en el departamento San Justo, al norte de San Francisco. Aunque todavía no es considerada una ciudad en toda regla, su ubicación y características le otorgan un encanto particular.

Freyre se encuentra sobre la Ruta 1, que conecta una serie de pueblos hasta llegar al norte de Santa Fe y Santiago del Estero. Esta ruta bordea Santa Fe y ofrece vistas cautivadoras del corazón pampeano cordobés. Pero más allá del paisaje natural, lo que realmente captura mi atención son las empresas locales que se han convertido en las banderas de estos pequeños poblados.

Cada pueblo cuenta con su propia empresa insignia que representa el nexo entre la ciudad y el campo, la industria y el agro. Esta simbiosis es clave para entender la prosperidad latente en esta región. Por ejemplo, en Morteros encontramos Lactear, una gran fábrica especializada en quesos; Porteña alberga Arla Foods, empresa procesadora de proteínas a partir del suero lácteo; Brinkman posee un reconocido frigorífico y fábrica familiar llamada Piamontesa; finalmente llegamos a Freyre donde se ubica Manfrey.

Manfrey es un tambo robotizado impresionante. Las vacas pueden comer, dormir e incluso ordeñarse cuando ellas quieran gracias a los robots instalados para este fin. Los nuevos tamberos son profesionales manejando computadoras desde salas perfectamente acondicionadas. Esta innovación es un claro ejemplo de cómo la tecnología y la vida en el campo pueden fusionarse para impulsar el desarrollo.

El presidente de la cooperativa Manfrey Láctea compartió un dato fascinante: Freyre, con sus 8.000 habitantes, tiene un PBI per cápita de 32.000 dólares gracias a las cuatro principales empresas del pueblo. Esto equivale a un nivel per cápita europeo, demostrando que la promesa de prosperidad en Argentina es más que una ilusión.

En resumen, estos pueblos representan una visión prometedora para Argentina: combinando tecnología y cultura rural, se puede alcanzar niveles de vida comparables a los de las ciudades más desarrolladas pero con mejores condiciones como seguridad y limpieza.

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