De tanto ir al centro, algunos candidatos se pasan de largo

Adrián Simioni

Danya Tavela es una desconocida para nosotros. Pero es nada menos que la segunda de Facundo Manes en la lista interna que compite por las candidaturas a diputados en la Provincia de Buenos Aires. Y hace unos días dijo que ella podría apoyar la estatización de la Hidrovía del Paraná.

¿Por qué nos detenemos en esta docente, que milita en el radicalismo? Porque es un botón de muestra de cómo, en general, todos los candidatos están virando hacia el centro, presentándose como moderados, tratando de esquivar la grieta.

Eso involucra desde desconocidas como Tavela hasta Cristina Fernández, que no es candidata pero escribe el libreto del Frente de Todos. Por ejemplo, la plata fresca que el FMI le va a regalar a la Argentina se va a usar para pagarle al Fondo, con la venia de Cristina, pese a que, hasta hace semanas la ex presidenta entonaba el relato épico de no pagarle con esos recursos al Fondo. Los ejemplos son innumerables.

No son exclusivos de la Argentina. En muchos países, sobre todo los bipartidarios, la única forma de ganar que tienen los dos partidos grandes es quitándole al otro los votantes del centro. Para muchos politólogos es una virtud: porque así se evitan posiciones extremistas.

De todos modos, hay un riesgo. Una cosa es moderarse y otra es no tener principios, ni doctrina, ni posiciones firmes sobre cuestiones de fondo. La estatización o no de la Hidrovía es una de esas cuestiones. Manes y su segunda, aspirantes de Juntos por el Cambio en el principal distrito del país, ¿están o no a favor de estatizar la Hidrovía, con el enorme riesgo de transformar la ruta de las exportaciones argentinas en un gigante burocrático, carísimo, ineficiente, en un lugar para que pasten militantes a sueldo como Aerolíneas Argentinas o YPF? ¿Prefieren que se meta el Estado populista incluso donde ya se ha probado mil veces su fracaso o están a favor de promover la sociedad civil, los agentes privados y el mercado como bases materiales reales de una democracia republicana?

Vale ser moderado. Pero una cosa es andar por la avenida del medio y otra cosa es terminar repitiendo el libreto del opositor o teniendo vergüenza o miedo de explicar el libreto propio. Para eso, mejor pasarse directamente al partido contrario.