Día del Niño: los cuentos de la tía Cristina

Adrián Simioni

Con el día del Niño encima, perdón, quiero decir el Día de las Infancias, que vamos a festejar el domingo, Cristina Fernández no quiso quedar afuera y ayer aportó su granito de arena.

En un acto de campaña, en el Conurbano bonaerense, por supuesto, la ex presidenta, como si fuera una tía querida de todos nosotros, se puso a contarnos un cuentito. Es uno de sus relatos preferidos en la campaña actual. Básicamente, cuenta la historia de cómo toda la Argentina era un país feliz, armonioso y próspero hasta que ella dejó la presidencia y cómo todo se arruinó cuando llegó el ogro de Mauricio Macri, que disfrutó llevándonos a todos a la miseria.

Cristina explicó que todo estaba bárbaro hasta que Macri endeudó el país y avaló que miles de millones de dólares huyeran del país. El relato es lindo y ella, quién lo duda, es una gran cuentista, capaz de contar algo con la calidad de un Rony Vargas, imaginate.

Pero, para respetar un poquito la verdad acá vamos a brindar un modesto servicio público. Es difícil decir, en Argentina, donde empezó el viejo mal que nos dejó en esta miseria de largos años de inflación y recesión al mismo tiempo. Pero ciertamente la Tía Cristina y el Tío Néstor tuvieron mucho que ver.

Vamos a ver: en 2004, la inflación anual de la Argentina fue de 6,1%. Hacía un año y medio que gobernaba Néstor y disfrutábamos la herencia que habían dejado Duhalde y su ministro Remes Lenicov. Desde ahí, los Kirchner reinstalaron la inflación. Para 2007, último año de Néstor, ya habían intervenido el Indec, que daba una cifra de 8,5% de la que todos dudaban. Para 2014 era evidente que la cifra oficial era un dibujo grotesco al punto de que el Banco Mundial no la publicaba. Ese año, las consultoras privadas promediaron una inflación del 40,7% anual. Repito: los tíos Kirchner recibieron un país sin inflación y entregaron un país inflacionario.

La tía Kirchner, en particular, recibió un Estado con un superávit fiscal de 0,7% y entregó un Estado con un déficit fiscal de 6,7%. Y recibió un país con un superávit comercial de 11.200 millones de dólares y dejó uno con un déficit comercial de 3.500 millones de dólares. Recibió un país sin cepo y dejó uno con cepo. Recibió un Banco Central con 46.300 millones de dólares en reservas brutas y lo entregó con 25.500 millones. Recibió un país que exportaba energía y entregó uno que la importaba.

Esta es la verdad. Y colorín y colorado, este cuento se ha acabado.