El día que Isabel Perón explicó al juez Garzón el decreto de "aniquilamiento"
La interpretación, sobre todo de los militares de entonces, era que autorizaba a realizar operaciones "para aniquilar a los subversivos en Tucumán", aunque después se aplicó en todo el territorio nacional.
22/03/2025 | 11:58Redacción Cadena 3
Cada 24 de marzo se renueva el análisis sobre aquellos trágicos años '70, pero al entrar en el análisis de la dictadura sobrevuela siempre el tristemente célebre decreto 261/75 del 5 de febrero de 1975, en democracia, firmado por la presidente María Estela Martínez de Perón, "Isabel".
La interpretación, sobre todo de los militares de entonces, era que autorizaba a realizar operaciones "para aniquilar a los subversivos en la provincia de Tucumán", aunque después se aplicó en todo el territorio nacional y más aún en la región a través del plan "Cóndor".
Sin embargo, lo que no se había escuchado prácticamente nunca y menos de boca de la expresidente es lo que ella misma explicó al juez Baltasar Garzón en España cuando fue citada a declarar en la causa sobre los 266 ciudadanos españoles desaparecidos en Argentina durante la dictadura militar.
La crónica de entonces, el 5 de febrero de 1997, del corresponsal de Clarín en Madrid, Juan Carlos Algañaraz, aseguraba que, ante la pregunta concreta del juez, Isabel mostró su "enojo" ante el magistrado y respondió que "la situación era muy complicada", y que a su criterio ese decreto postulaba la aniquilación política pero no física de los guerrilleros y que se lo quiso usar para justificar otros objetivos.
Y dijo más cosas Isabel en la Audiencia Nacional Española: "También era muy difícil para una mujer ser comandante en jefe de las Fuerzas Armadas dominadas por varones".
Luego aclaró que las cosas se precipitaron cuando pidió licencia por enfermedad para ser tratada en Ascochinga, Córdoba, de problemas odontológicos que la mantuvieron fuera de la Casa Rosada entre 30 y 40 días. Como se recordará, fue reemplazada por el presidente provisional, Ítalo Argentino Lúder, quien en ese lapso firmó otros tres decretos que ponían en marcha la represión implacable de los militares, según se reconoció en aquellos días.
Pero ella declaró también ante Garzón que "no se enteró de nada" y que cuando se reincorporó nadie la puso al día. Inmediatamente el juez le preguntó quién gobernaba entonces Argentina, e Isabel le respondió que el tema todavía hoy "es un verdadero enigma para ella".
Incluso, agregó que sospechaba que se la "sacaron del medio" para firmar esos decretos que ella jamás hubiera suscripto. Habló también de una "teoría conspirativa" en su contra y de la acción de "traidores y seudoperonistas".
Ante las preguntas de Garzón para que dé nombres respondió que no lo iba a hacer porque si hablaba provocaría "una guerra civil en Argentina". A muchas de las preguntas respondió con un "no recuerdo".
La custodia en la puerta de su primera casa madrileña tras su regreso a España en 1981 en la calle Moreto, 3, a una cuadra del Museo del Prado, permaneció durante varios años, hasta que decide trasladarse a su actual residencia en la urbanización Villafranca del Castillo en las afueras de Madrid. ¿Y la mítica Quinta "17 de Octubre" del barrio madrileño de Puerta de Hierro?, nunca quiso volver a ella.
Su ultimo administrador, José Miguel Vanni (que había sido nombrado por el propio Perón antes de su regresó definitivo a Argentina en junio de 1973), reveló a este periodista que finalmente la quinta con el chalet fue vendido y destruido posteriormente para la construcción de varios chalets adosados.
El comprador fue el célebre jugador argentino de fútbol y mundialista Jorge Valdano, junto con un arquitecto. Nada quedó de la residencia de la que tanto se habló en Argentina entre 1961 y 1973. Por otra parte, cuando entrevisté a Isabel Perón en Madrid para la revista "Gente" de Argentina, diez años después de su vuelta a España, la ex presidenta venía de sufrir una larga depresión que la llevó a pensar en "tomar los hábitos", o como algunas de sus chismosas vecinas españoles cerca del Museo del Prado decían, "la Perón quiere hacerse monja".
No quiso volver a hablar del trágico decreto, aunque reconoció que estaba escribiendo sus memorias que ella llamó "recuerdos y pensamientos", y que se iban a dar a conocer después de su muerte.