Un gobierno desesperado y contradictorio

Sergio Suppo

Un viejo maestro del periodismo solía usar habitualmente en sus comentarios una vieja expresión española para determinar el estado de desesperación de una persona de un grupo de personas. Decía: “Tal persona está dando palos de ciego”. Era la expresión de un ciego desesperado, una persona no vidente desesperada.

Se me ocurre que no es que el oficialismo esté dando palos de ciego, sino que son muchos ciegos dándose palos entre sí por la desesperación por recaudar votos para ver si levanta el aplazo que sacó en las elecciones primarias ante a las elecciones generales del 14 de noviembre.

El despilfarro de dinero y las incongruencias que está cometiendo son ciertamente muy visibles. Hay para todos los gustos; han sido comentadas e informadas aquí en Cadena 3. Por ejemplo, el anuncio del gobernador de Buenos Aires de que cada estudiante secundario que egrese va a recibir 30.000 para que se vaya de viaje de estudio, no se sabe en qué fechas, si antes o después de las elecciones. Si llegan a perder las elecciones, ¿se va a mantener el viaje de estudio?

Por otra parte, se acaba de nombrar se en un cargo muy relevante a un hipercristinista. Me refiero a Roberto Feletti que es ahora el nuevo secretario de Comercio Interior y reemplaza a una funcionaria también cristinista, pero muy próxima a Alberto, Paula Español, a quien acusan de no haber sido suficientemente fuerte en algo que invariablemente fracasa la historia argentina: el control de precios. Se trata de una política que se ha intentado infinidad de veces en la historia argentina. La intentó el gobierno de Alfonsín, antes la había intentado el propio Perón, tanto en su primera como segunda época de gobierno de, también las dictaduras militares del siglo pasado, el gobierno kirchnerista. Siempre fracasaron. Porque efectivamente, de lo que se trata a la hora de controlar la inflación es de aplicar medidas macroeconómicas con una serie de variables que son complejas y difíciles de resolver.

Ahora nombran a un economista que es una especie de intelectual de lo que hacía Guillermo Moreno con cara de malo durante la presidencia de Néstor Kirchner.

Feletti cree en los controles a rajatabla. Cree que a las empresas hay que controlarle cuánto ganan. Cree que se puede poner precios de los productos y obligar a las empresas a vender a ese precio. ¿Cuál es la consecuencia? Seguramente no sólo no va a bajar el precio de ese producto, sino que es muy probable que desaparezca de la góndola. No es una cuestión teórica la que estoy planteando. Es una vieja experiencia que hemos tenido a lo largo delos años.

La ciencia económica recoge, como digo, muchísimos antecedentes al respecto aquí en la Argentina. Pero insistimos en esquivar el problema de fondo, el control de la inflación que va a superar este año el 50 por ciento y que el año que viene va a rondar por un índice parecido.

El problema del control de la inflación requiere un plan anti inflacionario, pero el Gobierno no lo quiere llevar adelante porque también cambió la microeconomía y está tratando de negociar el pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional.Aunque una gran parte del gobierno, como el propio Feletti, está en contra de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Por eso hablaba al principio de que pareciera que hay muchos ciegos dándose palos entre sí.

Hay un debate que acaba de comenzar y que se va a arrastrar hasta que tengamos el resultado del 14 de noviembre a la noche: la sociedad argentina frente a la enorme repartija de plata de fondos públicos que está tirando del gobierno.A la hora de votar y frente a esa circunstancia, ¿la sociedad argentina tendrá valores o precio?